Pocos días hay más bonitos que el de hoy para perderse paseando por nuestras calles porque hoy los libros salen a nuestro encuentro, están ahí, esperando a que nos acerquemos, los veamos, nos sintamos atraídos por ellos, los cojamos, los abramos, leamos unas cuantas líneas, dejemos que sus palabras resuenen en nuestro interior…
Un libro es una invitación a viajar, un billete para llevarnos a todas las Ítacas, un billete que, a diferencia de los demás que solo pueden llevarnos a lugares conocidos o por conocer, es capaz de hacernos viajar a través del tiempo para dejar que el autor o la autora de ese libro que tenemos entre las manos atraviese días, años o siglos para hablarnos, para contarnos sus secretos, parar compartir con nosotros su mundo y sus sueños.
Puede que el libro sea uno de los más grandes inventos que ha hecho la humanidad, pero lo que es seguro es que es nuestro mejor compañero de viaje, vayamos donde vayamos. Siempre está ahí, esperándonos fielmente, guardando un respetuoso silencio hasta que lo abrimos y recorremos sus páginas con nuestros ojos. Deja que seamos nosotros quienes concertemos nuestras citas con él, que lo abramos cuando nosotros queremos y lo cerremos cuando nosotros o los imperativos de nuestras vidas lo decidan. Nunca llega tarde porque siempre está dispuesto a que lo abramos, a contarnos sus misterios, esos misterios que otro a quien la mayoría de las veces no conocemos escribió pero que hablan de cosas que conocemos muy bien, de cosas que nos tocan en lo más hondo, porque los libros no son más que cartas personales que alguien escribió un día para nosotros.
Hoy no es el día de los escritores ni de los lectores, sino del libro, ese viejo amigo que celestinea para unirnos a unos y otros, porque unos y otros somos igual de importantes para él ya que un mal lector puede destrozar el libro más bello y uno bueno puede elevar un libro mediocre a la categoría de aceptable. Leer un libro es aceptar una invitación al viaje al fondo de nosotros mismos, ese viaje en el que relacionamos cosas, conceptos y vivencias para formarnos nuestra propia opinión, en el que descubrimos cosas nuevas o simplemente aprendemos a mirar lo conocido desde otra perspectiva que nos cuestiona y enriquece. Y en un mundo como el de hoy en el que nos sentimos una barca a la deriva, ser capaces de cuestionarnos y de tener nuestra propia opinión son los remos que nos quedan tras el naufragio y que son, quizá, nuestra última oportunidad de salvación. Sí, hoy es un gran día, no lo dejes escapar.