Síguenos F Y T I T R
Hoy es noticiaEs noticia:

Malas noticias

|

Lamento traer malas noticias para algunas personas rectas que, a pesar de su buena fe, es posible que anden mal informadas sobre acontecimientos que nos afectan a todos, en cuanto somos «contribuyentes» en la España actual, estado al que - sintiendo o no gozo por ello-    rendiremos tributo trimestral en breve.

Si estas personas a las que hoy aludo se informan exclusivamente a través de los medios subvencionados por el Gobierno, es muy probable que ignoren ciertos extremos que están siendo confirmados (lenta, pero rigurosamente) por la Guardia Civil. Por si fuera el caso, con humildad y algo de sonrojo, les hago notar que eso de los bulos de la mega turbo ultraderecha, esos recortes de prensa de los pseudo medios, ese fango, ese «no hay nada de nada» empieza a tambalearse por la sencilla evidencia aportada por emails y wassaps sacados a la luz por agentes de la UCO.

Les propongo un juego (algo macabro quizás, pero instructivo): imaginen una honesta trabajadora de cincuenta años. La van a soplar este año, pongamos que 1.500 pavos de IRPF (no es millonaria). Para hacer el croquis más pedagógico, imaginemos tres billetes de 500€ (si aún existen). Marcamos ese dinero con tinta indeleble roja. Una vez recaudados, seguimos el rastro de esa pasta concreta hasta su destino final. En nuestra ficción, la mala fortuna va a hacer que estos tres billeticos no acaben en el ‘Mateu Orfila’ ni en la nómina de un maestro de Alaior, sino que vayan a parar por mera casualidad a la buchaca de una de esas personas (dedicadas a la prostitución, a la dirección de orquesta o a algún otro noble empeño) contratadas por alguna empresa estatal, o por alguna diputación de por ahí, y que no acuden al curro debido a que el puesto se lo han dado a dedo porque yo lo valgo o por ser vos quien sois. Nótese que esta circunstancia se ha producido ya en varias ocasiones y está perfectamente documentada (constituya o no delito, lo deplore o no Inchaurrondo, Barceló o «El País»).

Siguiendo con este inocente juego, le preguntaremos a nuestra protagonista que puso la pasta, si le parece bien lo que ha pasado con sus dineros.

Aunque no se lo crean, no es imposible que la afectada responda que no le importa, dado que quien ha hecho este trucazo pertenece al partido al que ella votó y al que seguirá votando, porque si no, viene el coco.

Sí, amigos lectores, la vida es así de rarita.

En nuestro juego conviene subrayar también una curiosa circunstancia: si hiciéramos el seguimiento de miles de esos billetes de 500€ pertenecientes a miles de currantes como la señora que dio origen a esta divertida propuesta de pasatiempos, podríamos comprobar cuánto de ese efectivo marcado (una enorme cantidad, se lo adelanto) aparecería en un ente estatal dedicado exclusivamente a la propaganda (aunque no emite anuncios) y que engulle cada año cientos de millones aportados    con gran esfuerzo por idiotas como nosotros, haciendo contratos millonarios a casposas estrellas del humor, del tertulianismo, del «periodismo» o del cotilleo rosa con la inocente y única contraprestación de que doren la píldora al gobierno de turno.

Y no olvidemos aquel momentazo «Luis, sé fuerte», porque en aquella acera también se cocieron habas y se las comieron, y las siguen degustando a placer los fieles. (Este comentario lo hago exclusivamente para que vean que no apunto en una sola dirección: no me ha picado aún ninguna de esas moscas que transmiten «monocromatismo severo» o entrega incondicional a una secta buenista o malota).

¿Qué se puede hacer al respecto? Lo ignoro. Cada vez que saco el tema a torear en plaza militante me doy cuenta de que es inútil esperar que un sectario disfrute siquiera de un momento de reproche, de rabia siquiera contenida, de preguntarse: ¿me estarán tomando el pelo?

Animo sin embargo a que no callen (y por ende que no otorguen) a aquellos que comienzan a mosquearse contra quienes hablan sin decir nada o viven muy bien afeando a otros que viven estupendamente, que imparten doctrina vegana mientras chupetean marisco o mendigan crowdfunding; que gustan de reclamar sacrificios sin hacer ninguno.

Sin comentarios

No hay ningún comentario por el momento.

Lo más visto