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Contigo mismo

El aspirante

| Menorca |

Entrevista de trabajo. Interior noche. Un entrevistador. El entrevistado sentado enfrente.

Entrevistador: Así que usted aspira a presidir la Red Energética, una entidad, evidentemente, privada, aunque nosotros seamos el accionista mayoritario y cortemos, como vulgarmente se dice, el ‘bacalao’… ¿es así?

Aspirante: Efectivamente… Por cierto, ¿por qué se fue la anterior titular?

Entrevistador: No comienza con buen pie. Preguntar es una fea costumbre. Al parecer tuvo un repentino brote de principios y se dio cuenta de que era incompatible ser socialista y obrera y tener un sueldo de quinientos mil euros anuales. De ahí su inesperada dimisión, el reconocimiento público de los errores cometidos y su petición de perdón a la ciudadanía… ¿no adolecerá usted también de ataques repentinos de conciencia?

Aspirante: No tengo conciencia. Complicaba demasiado las cosas…

E: ¡Bien! La cosa mejora… ¿qué estudios posee? ¿Qué preparación?

A: Llegué hasta Cuarto de la E.S.O… luego comencé a trabajar. Cobraba el subsidio de desempleo, realizaba chapuzas en negro y sisaba material…

E: La preparación es irrelevante para el caso… pero, ¿estará usted afiliado a nuestro partido?

A: Efectivamente…

E: ¡Perfecto! ¿Sabe pronunciar los adverbios ‘sí‘ y ‘no’ y cambiar con frecuencia de opinión? ¿Qué tal se le da el arte de mentir? ¿Es sumiso? ¿Sabría memorizar y repetir con convicción el ‘argumentario’ del partido y lo que haya dicho nuestro amado líder?

A: Of course!

E: ¿Sabe usted inglés? La cultura y el criterio propio podrían ser una rémora para su nombramiento…

A: Solo conozco el yes, el no, el not y el of course… y, cómo no, la expresión at Her Majesty's Service. La frase la aprendí de una película de James Bond. Pero, ¡tranquilícese usted! El Majesty no se refiere, en mi caso, a la Monarquía, sino al Número Uno…

E: Le felicito. Está usted dando el perfil que anhelábamos. ¿En qué sueña?

A: En pisar moqueta, en deambular en coche oficial, en que alguien me abra la puerta del mismo, en un sueldo abultado, en eternizarme en el puesto…

E: ¡Bravísimo! Y dígame… Cuando usted era niño y le pillaban en alguna travesura, ¿cómo reaccionaba?

A: Lo negaba todo. Aunque lo negado fuera evidente. No reconocía los hechos y buscaba un culpable exterior. Solía exclamar: «¡No he sido yo, ha sido X!» X podía ser cualquiera. Mentía con tal convicción que todos acababan por creerme. Los seres humanos en muchas ocasiones son como asnos con anteojeras. Ven lo que les dicen que han de ver y hacen lo que les dicen que han de hacer. De ahí la supresión de materias humanísticas de los planes de estudios. Una ciudadanía lela es más fácil de manipular.

E: ¿Y no sentía escrúpulos al acusar a X, un inocente?

A: Supongo que es una pregunta retórica…

E: ¡Efectivamente! Lo consultaré con el amo, pero casi podría garantizarle que el puesto es suyo. Por mera curiosidad… ¿qué juguete, siendo niño, era su preferido?

A: Esos perritos que se ponían en la parte trasera de los coches y que asentían siempre con la cabeza…

E: ¡Acabáramos! Le veo ya como nuevo presidente de la Red Eléctrica de este país. En todo caso sería, en el futuro, idóneo para otros cargos: fiscal general del Estado, presidente del Tribunal Constitucional o de la radio televisión pública o… ¡Tendrá, se lo aseguro, noticias nuestras!

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