Ha sido más fácil llegar a la fumata blanca para la elección del papa que para el acuerdo entre PP y Vox sobre los Presupuestos.
Durante unos días circuló la posibilidad –previsiblemente alentada desde Vox– de que ese acuerdo para los Presupuestos se iba a concretar el pasado viernes. No fue así y la partida continúa. De un lado, el vicepresidente y conseller de Economía, Antoni Costa (el de «cuando haya algo lo comunicaremos» ) y, del otro, la portavoz parlamentaria del partido de Abascal, Manuela Cañadas. Si el acuerdo para la cuentas autonómicas se cierra como se cerraron los anteriores, los que llevaron a convalidar los decretos de vivienda y de medidas turísticas, habrá que ir preparando los atriles blancos, sin logos ni escudos del Govern, para que las dos partes den su opinión.
El viernes, el primero de la era de León XIV, pasó sin acuerdo y con un Consell de Govern que, entre otras cuestiones, acordó equiparar al profesorado de Religión con el personal laboral. Justo después, y mientras Costa y el conseller Antoni Vera informaban de los acuerdos, la presidenta Prohens se fue a la celebración del Día de Europa, un evento protocolario y marcado por la música –sonó el Himno a la alegría, o a la libertad, de Beetohven– donde aprovechó para lanzar su mensaje sobre la necesidad de contener la inmigración irregular. Poco antes, Podemos desplegó bajo la Catedral una gran pancarta, de 6x10 metros contra la guerra y las caras de (según este partido) señores y señoras de la idem: Pedro Sánchez, Ursula von der Leyen, Mark Rutte y Kaja Kallas. Fue al día siguiente de la fumata blanca vaticana y en un espacio invadido por turistas, donde la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, llamó a la izquierda a ponerse en pie contra la guerra y esquivó todas las preguntas que tenían que ver con Sumar. Por un lado hablan de unidad pero ambos partidos parecen haber tomado el camino d marcar distancias y seguir estrategias diferentes.
Que habrá fumata blanca para los Presupuestos autonómicos parece bastante claro y eso aleja (si es que alguna vez existió ese posibilidad) el horizonte de una elecciones autonómicas anticipadas. Mejor para el PSIB, que sabe –y así lo ha expresado Iago Negueruela– que aunque el partido socialista subiera escaños de nada le serviría sin socios de izquierda en el Parlament que le ayudaran a volver al Govern. Y también sabe el PP que necesita a Vox. Y por eso la fumata blanca es inminente.