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PSM, feliz aniversario

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En «S’Aguait» de este Diario (17 de junio de 2025) se recordaba que el partido ultraconservador PSM ya comienza a preparar la conmemoración del 50 aniversario de su fundación (septiembre 1977), ¡dos años antes de la efeméride! «Temprano os levantáis caballeros...». Y decían los catalanistas: «Queremos trasladar a la sociedad menorquina la importancia de seguir en el camino de la preservación ante quienes quieren estropear nuestra identidad, la lengua, la cultura, la memoria histórica y los derechos sociales». Loables propósitos. Veamos.

Nunca he dudado de la buena voluntad de todos los que quieren cambiar o mantener su mundo, sea este local, regional o universal. Cada uno de nosotros tenemos nuestros propósitos y faenamos por nuestros anhelos. Pero sucede que los conceptos y los significados de los términos no son iguales para unos o para otros. Un ejemplo sencillo: mientras para algunos defender la lengua y su entorno es arrodillarse ante el barceloní forastero, para otros lo es reivindicar y preservar el legado vernáculo de nuestros antepasados, es menorquí. Otro: a algunos les seduce confundir conservación con parálisis. Otro: es triste confundir defensa de la naturaleza con construir puertos artificiales, túneles, destrozar el ecosistema con placas solares, permitir aguas contaminadas, etc. Otro: defender la identidad menorquina es defender la iniciativa personal con facilidades administrativas, nunca trabándolas adrede... Y así.

Más. En 1977 Menorca tenía 60.000 habitantes de los cuales apenas 2.000 eran extranjeros. La Isla tenía un crecimiento vegetativo equilibrado (los nacimientos y defunciones estaban casi a la par) y Menorca vivía aún de la resaca económica basada en las famosas tres patas instauradas en los años sesenta.

En ese contexto post-franquista apareció el PSM. El partido surgió de la politización de diversas sacristías y se sometió a la doctrina de algunos jóvenes adoctrinados en Barcelona que, junto a un grupito de docentes locales, importaron el nacionalismo radical a nuestra isla. Su fervor político lo enmarcaron principalmente en la defensa de la lengua barcelonina, la defensa de un hecho puntual e histórico ocurrido hace 738 años, la aversión a España y en promover la utopía de creer en una entelequia supra insular.

Por fortuna el PSM ha basado su doctrina ideológica en esa obstinación política que no es compartida por una mayoría de menorquines, de ahí que cuanto más radicalismo ha mostrado menor representación ha conseguido. Prueba: en las últimas elecciones el giro pancatalanista ultra (pro lazi y a favor de Bildu) impuesto por la antigua dirección le supuso un descrédito en una isla que no se siente, ni es, catalana sino menorquina.

Ha pasado medio siglo. La Menorca turística de hoy nada tiene que ver con la de hace 50 años. Hoy la Isla ya rebasa los cien mil habitantes y nos encaminamos a tener un 20% de extranjeros (hay 110 nacionalidades en la Isla, cada una de ellas con su propia cultura, costumbres y tradiciones) y subiendo. Y hay una ingente cantidad de matrimonios mixtos. La población de la Isla ha crecido por la llegada de inmigrantes, no por el crecimiento natural de la población autóctona. La nueva población llegada podría sentirse atraída por la lengua minoritaria de la tierra de acogida (la lengua kilómetro 0, la que se escucha en la calle, el menorquí) nunca    por una versión lejana y postiza y siempre que no se la quiera imponer bajo presiones insoportables para la libertad de una persona.

Por diversas causas el catalanismo político provoca rechazo y sufre de mala imagen en buena parte de España y también en nuestra isla. Para muchos solo significa egoísmo, prepotencia, xenofobia, imposición, tufos de golpismo, efluvios de superioridades ridículas, etc. Y es por eso que, a pesar de las ingentes cantidades de dinero despilfarradas en promocionarlo, el tiempo pasa y la cosa no cuaja.

Obsesionarse en defender lo imposible crea tensión. Un partido debe enfrentarse a la realidad de lo posible. En medio siglo la situación socio-económica y cultural de la Isla ha cambiado mucho y no hay perspectiva alguna de un regreso al pasado sino todo lo contrario. Por eso ¿puede un partido que quiere representar a la sociedad actual, defender las mismas cosas de hace medio siglo? Tomás Moro ya no existe. Aunque no soy contrario al romanticismo, al contrario, lo practico, las estrategias políticas deben de actualizarse y adaptarse al nuevo mercado electoral. Se impone un cambio. De todas formas, feliz cumpleaños.

Notas:

1- ¿Dimitirá    esta semana? Denuncia: ha vuelto a mentir sobre la OTAN. Es incorregible.

2- Controversia sobre cuál era la ubicación exacta del pendrive descubierto por la UCO en la casa de Ábalos.

3- Dentro de las barcas a Lazareto no hay ningún cartel en español, solo en catalán e inglés. ¡Vaya por Dios!

4- El éxito desmesurado ha destrozado las fiestas de Sant Joan. ¡Quina pena!

5- Fracaso estrepitoso de la concentración totalitaria en pro de anular la libertad de elección de lengua.

6- Ya son 20 los colegios de Mallorca que ofrecen elección de lengua. El doble del año pasado. Xano, xano.   

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