Ni el PP ni el PSOE pueden dar lecciones de honradez, ambos tienen a la ciudadanía asqueada de tanta corrupción, de tantos «okupas» de la política que por lo visto a lo que van no es a servir a la política sino a servirse de la política para llevarse euros por millones a paraísos fiscales. Algunos, a los que la justicia les ha tomado interés, les cae encima unos cuantos años a la sombra, otra cosa es que lleguen a pisar la cárcel. De hecho, por ahí anda alguno y alguna que deberían de estar en la cárcel y no están.
Mientras tanto el ciudadano honrado es potencialmente incapaz de pagar un alquiler de un piso, de comprarlo ya ni hablamos. A todo eso me pregunto si el señor Sánchez se lo ha hecho mirar porque hay que ver la que lleva: la pandemia, el trajín de las vacunas hasta dar con ellas, lo que nos cuesta la guerra de Ucrania, las riadas de Valencia, el apagón, que estas son las horas que aun no nos han dado una explicación veraz de los motivos. A todo eso hay que añadir la llegada de un presidente americano que está vapuleando inmisericorde la economía mundial. Esa decisión de invertir millones en armamento que, en cualquier caso, ya les digo yo que no son la panacea que asegure la paz en un mundo cada vez más convulso. Y por si todo no fuera ya suficiente, de repente aparece Leire Díaz, Ábalos, Koldo y ahora Santos Cerdán. ¿Pero quiénes son esos? ¿Qué pinta esa gente entrando y saliendo de lo más enmoquetados despachos? ¿Por qué el mundo de la política no tiene un equipo conjunto que vele por el más absoluto decoro de la función pública apartando sin contemplaciones a todo mafioso disfrazado de político?
Con todo este trajín me viene a la razón la debilidad de la carne, capaz de sucumbir ante el más insignificante estímulo. Adán y Eva no tenían pesetas ni euros ni criptomonedas, por no tener no tenían ni apellidos ni ombligo pero por allí había un manzano teniendo prohibido comer de su fruto, pero la carne es débil y comieron del fruto prohibido. Dios los sacó del paraíso, lo malo fue que no solo castigó a los que habían pecado sino a todas las generaciones habidas y por haber. Ahora a esa industria de comerse una manzana le hemos añadido llevarse millones a paraísos fiscales, bolsas de basura llenas de euros a Andorra o cualquier otro paraíso fiscal, generando lógicamente la más justificada hartura en la ciudadanía que hay que ver lo que aguanta, contemplando atónita sumarios interminables con juicios que mantienen en la calle a quienes deberían de haber ido a la cárcel sin paliativos.
Con la democracia llegó la invasión de «okupas» de la política que han llenado el espacio político de descarados lenguaraces, corruptos sin el más mínimo decoro hacia una ciudadanía que les ha votado, que les paga sus buenos salarios agregándoles privilegios de los que carecen otros trabajadores que por ahí andan ganándose el pan hasta venir a cobrar un salario justito a final de mes para mal comer, mientras otros coleccionan billetes de 500 euros «para asar una vaca». Es admirable el aguante de la ciudadanía ante tanto corrupto. Usted señor Sánchez eligió y aupó al club de los bendecidos por el poder político a Santos Cerdán como Yolanda Díaz eligió a Errejón. Tienen ustedes el mismo ojo que aquella a los que algunos de los que elegía le salían rana. A usted señor presidente más que rana lo que le salen son sapos. Espabile usted y haga como aquel padre que iba con una barca y el hijo, cuando este le dijo «le veo muy serio, padre», y el padre le contestó «es que no me fío de la mitad de la tripulación».