A punto de iniciar sa xerradeta y cosa extraña en mí, dudo por dónde hacerlo, jamás tengo dificultades ni me valgo de apuntes o anotaciones al estilo escolar en cualquier trozo de papel, por el contrario, tan solo sentarme frente el ordenador abordando el tema del día o cuanto se me ocurre en el momento.
Hoy es distinto, en la hoja del calendario leo, martes 2 de septiembre, San Antolín, el sol sale... bla, bla, bla. Se pone bla bla bla, la luna saldrá, cielo nublado con fuertes vientos del NO. Y en la prensa del día me ratifican marejadilla en la Mola, la gasolina ha subido dos puntos, el carbón permanece en el muelle España de Barcelona debido a la huelga de los mineros. Una gran masificación en Galicia por mor de la subida del pan, lo propio en la Andalucía de los carnavales quejosos que en el 2026 no podrán disfrazarse los culpables la subida de los tejidos propios usados para las vestimentas de los que mantienen las chirigotas, castañuelas y peinetas.
Aquí me paro en seco haciendo un memorando a uno de los mayores fabricantes de nuestra isla, concretamente en Mahón inventor de una máquina ultramoderna de inyección con la cual hasta hace poco fabricaba cuantos artilugios se usan en aquellos lares me refiero, Sevilla, Granada, Córdoba y así hasta recorrer las ocho provincias andaluzas inclusive los terrenos de olivares de Jaén y subir en una de las barcazas que recorren el Guadalquivir, sentadas en proa con los pies en remojo tal cual hacíamos en los botes y tèquines paseando por nuestro incomparable puerto de Mahón, algo que también se nos prohibió, al igual que nadar, pescar, hacer escopinyes, fer vorera y pedir una anilla a precio de obrero luchador, tan solo se encuentran las pertenecientes a los poseedores de visa oro.
Ustedes disculpen, me he perdido. Debí continuar con otras noticias, la de los precios de las casas, los pisos las casetas de los años ‘del tirolilo’ en la ciudad hermosa y galante cuando se disponía de dos contabilidades, dos cajas registradoras, la blanca y la más oscura. Se iba a la residencia sanitaria Virgen de Monte Toro, ni se hacían colas, ni te apuntaban en la lista de los horrores como en la actualidad. Al día siguiente ya se disponían las analíticas, te habían reconocido por la pantalla y te subían en un sofisticado montacargas al 3º piso, donde los hombres de verde y enfermeras de azul cielo te pasaban por el quirófano, allò van ser temps bons. Ya sé que actualmente se cuenta con el paseo en avioneta de ser preciso y en urgencias se hace lo que buenamente se puede, «a Dios gracias».
Ustedes lo pasen bien. Esta servidora, a partir de hoy he sumado 1 más. O sea 80 + 1 = 81.