Como es mi costumbre, he procurado no enterarme de nada en vacaciones, ni de lo que pasa en el mundo ni, mucho menos, de lo que pasó en España en agosto. A estas alturas, tengo ya un notable vacío cultural en lo referente a meses de agosto. Apenas recuerdo nada de ninguno, aunque supongo que todo sigue igual en todas partes. Sin embargo, ahora que estoy de vuelta y debo redactar 2.293 caracteres sin precalentamiento ni pretemporada, es mi obligación avisarles de que quizá exageré un poco. De nada de nada, no. Es imposible hoy en día no enterarse de nada, salvo que seas un político de ultraderecha, un dirigente europeo recibiendo noticias de Israel o estés moribundo. Siempre hay algún aguafiestas que hace comentarios, emite opiniones y te avisa de algo; por más que te recluyas, siempre se filtran retazos de actualidad por debajo de las puertas, y a la que abres una ventana se llana todo de una humareda tóxica.
La realidad, puesto que España ha estado ardiendo durante casi todas mis vacaciones, y como siempre en las catástrofes (ya lo hizo en la DANA de Valencia), el PP aprovechó para atacar con ferocidad al Gobierno. Pirómanos es lo menos que les llamaron. No será fácil que olvide este agosto. Olas de calor mediáticas, incendios y grandes trifulcas políticas sobre los incendios, labores de extinción insuficientes (aquí no me refiero a Gaza), y para resumir mi mes de vacaciones, los espectáculos propagandísticos globales del presidente de Estados Unidos, que si ya hace casi un año copa el 86% de la información diaria y casi toda la opinión, ahora en su afán de hacer grande América otra vez, de momento hizo grande a Rusia otra vez. Espectacular. Y no te digo lo grande que hará a Israel. Menudo talento pacificador. Prefiero suponer que no me he enterado de nada este agosto, como tengo por costumbre, y que todo sigue más o menos igual. Lo de siempre. ¿Una actualidad inmóvil? ¿Realidad fósil? También, también. En definitiva, que no me he perdido nada durante mi breve retiro vacacional. ¿Y he ganado algo? Algo muy sutil, un poco de tiempo, quizá. Inténtenlo en sus casas.