Síguenos F Y T I T R
Hoy es noticiaEs noticia:
la columna

Adiós Robert, adiós

|

Me da no se qué confesar que me he llevado un disgusto con la noticia del fallecimiento de Robert Redford. Con la que está «cayendo» en el mundo y también, sí, en nuestro país, y yo disgustada por la muerte de un actor al que solo conocí a través de la pantalla.

Pero hay actores, y otros personajes, que terminan siendo parte de nuestras vidas y Robert Redford lo ha sido de la mía.

No sé cómo era, salvo por lo que nos contaban en los medios de comunicación, de manera que de haberle conocido lo mismo me habría caído bien, mal o regular. Pero creo que bien por la actitud que parecía mantener en la vida, por las causas en las que se implicaba sin hacer ruido ni ponerse medallas. Por ejemplo, el medio ambiente, los derechos de las minorías, o la oportunidad que intentaba dar a los jóvenes realizadores en el Festival de Sundance. Pero no hacia alardes ni echaba discursos virtuosos sobre sus compromisos.

También me gustaba su manera de «estar» en el universo del séptimo arte. Parecía estar y no estar. No renegaba de lo que implicaba ser un «astro» del séptimo arte, pero tampoco alardeaba. Estaba sin más.

Sí, me gustaba su actitud elegante de andar por la vida, de defender las causas en las que creía, pero sin dar moralina.

¿Era guapo? Supongo que la respuesta es que sí. Pero no fue un guapo del montón, un guapo como el resto de los guapos. En realidad más que guapo, me resultaba atractivo, un atractivo que tenía que ver con no ser un guapo evidente.

Era su manera de sonreír, de mirar, de moverse, de estar, lo que le hacía atractivo. Lo de ser rubio con ojos azules era una característica que no le hacía ni más ni menos atractivo.

Interpretaba a unos personajes a los que parecía trasladar su propia personalidad y eso hacía que nos parecieran de verdad.

Por eso no me extraña que Meryl Streep se enamorara de él rodando Memorias de África.

Robert Redford se ha ido sin hacer ruido, sin despedirse, y tendremos que ir acostumbrándonos a su ausencia, la de un actor único, capaz de hacer creíbles todos los personajes que interpretó. Esa fue su grandeza como actor.

Descanse en paz.

Sin comentarios

No hay ningún comentario por el momento.

Lo más visto