Años atrás cuando la informática era un enigma por descifrar y las comunicaciones se limitaban al teléfono fijo o a la conversación presencial este diario disponía de una red de colaboradores de una fidelidad asombrosa, fundamental para completar el trabajo de la plantilla profesional, insuficiente para abarcar toda la actualidad insular.
El trabajo sacrificado de estos corresponsales de pueblo impulsaba la presencia de las noticias que se generaban en su entorno negro sobre blanco. Asumían una responsabilidad que, posiblemente, no les correspondía puesto que eran conscientes de que si no lo hacían ellos las posibilidades de que se conociera lo que sucedía en su municipio se veían sensiblemente reducidas. Incluso, en ocasiones, encaraban la dificultad añadida de dar una información que, con seguridad, iba a generar controversia entre sus convecinos.
Desde Arcadio Gomila, en Alaior, hasta Joana Febrer y Joan Florit, en Ferreries, Sito Riudavets, en Es Migjorn, Joan Vivó, en Ciutadella o, cómo no, Eugenio Villalonga, en Es Mercadal, entre muchísimos otros, algunos de ellos ya fallecidos, el colaborador de «Es Diari» proponía una lealtad encomiable, a cambio de una retribución menor, como prueba la longevidad, por ejemplo, de aquellos que han permanecido años y años elaborando crónicas de los equipos de su pueblo para la sección de Deportes de este periódico.
Hace unos días el CE Mercadal quiso reconocer esa dedicación a Eugenio Villalonga Palmer, un hombre sencillo, de educación exquisita, riguroso, responsable, instruido y dueño de una redacción pulcra, notable, que le ha permitido contarlo todo (o casi todo) en estas páginas con la maestría necesaria para no ofender a nadie.
Ese tributo en su 90 cumpleaños, en plenitud de facultades, no puede resultar más merecido por la divulgación que ha hecho del club y de su pueblo durante gran parte de su vida. Enhorabuena Eugenio.