La presidenta del Govern, Marga Prohens, ha señalado esta semana de forma directa hacia la base y la esencia de la mayor parte de los problemas de las Islas: Balears rebosa. Está saturada, de turistas, pero también de residentes. Las playas están llenas, las carreteras están llenas, las calles están llenas, los restaurantes están o estaban llenos. Pero también se llenan los colegios, los hospitales, los centros de salud, las viviendas... Todo está al límite. Balears vive al borde del colapso porque la maquinaría turística –esa máquina de hacer dinero que atraerá este año a unos 19 millones de turistas– funciona como un gigante aspirador de obra que llega absorbida por ese modelo económico intensivo, extensivo y extractivo. Una vez aquí, absorbido por un modelo que debe repensarse cuanto antes, necesita casa, escuelas, hospitales, coche.
Maria Antònia Munar fue la primera líder política en lanzar las alarmas hace casi 25 años. Eran los inicios de este siglo, allá por el año 2002, en plena efervescencia económica, con la construcción de vivienda desbocada. Aquellos años del ladrillo marcaron el inicio del proceso de inmigración masiva, con llegadas de hasta 30.000 personas en un año. Comenzó ese desborde de población que ha convertido a Balears en el región del mundo donde proporcionalmente más ha aumentado la población en este cuarto de siglo. Aquel discurso de Munar fue tachado de xenófobo y racista y, poco después, la crisis financiera golpeó la economía de Balears y frene el contingente de llegadas a las Islas. En consecuencia, dejó de hablar de del asunto, lo que poco que se había hablado hasta entonces.
Ilustración: Zaca
En los inicios del gran enojo ciudadano con la saturación turística, Francina Armengol también apuntó en varias ocasiones hacia el reto demográfico y suyo es el concepto de la España que se llena cuando los telediarios solo prestaban atención a la España que se vacía. Se habló, se señaló el problema y no se hizo nada. Marga Prohens ha vuelto a poner el foco en una situación que afecta a todos los ámbitos de la vida ciudadana, como se apuntaba al inicio de este artículo. La oposición le ha acusado de lanzar una cortina de humo para que la demografía tape la saturación turística, y probablemente tiene razón. Da igual los motivos de Marga Prohens para poner ahora sobre la mesa este mensaje del que hasta ahora apenas había hablado. ¿Es una cortina de humo? Puede ser. ¿Es esencial abordar de una vez por todas esta situación desde un punto de vista multidisciplinar? Sin duda.