Empezaré diciendo que en mi ya larga vida jamás he encontrado motivo alguno para motivarme, ni acepto que nadie me motive, por lo que todo lo que comente ahora acerca del verbo motivar, y de la motivación al parecer imprescindible hoy en día para hacer cualquier cosa, a mí personalmente ni me va ni me viene, no tiene nada que ver conmigo. De hecho, ni siquiera estoy motivado para hacer un párrafo que se titule Motivación. Simplemente, escribir párrafos es una de las cosas que hago. A veces, tampoco continuamente. Y el caso es que esa palabra, motivación, sin la que según cuentan todo sale mal (un partido de fútbol, unas ideas políticas, un trabajo, incluso un entretenimiento), me llama la atención desde hace tiempo.
Quizá empecé a leer sobre eso en crónicas deportivas, sobre si los jugadores estaban o no lo bastante motivados, o si el técnico sabía o no sabía motivarles cuanto fuera menester, pero luego ya el concepto, con el impulso de psicólogos, coach y líderes en general, se fue extendiendo a toda clase de actividades corrientes, profesionales o privadas, desde depositar el voto en unas elecciones (parece que ahora la izquierda esta desmotivada) al cuidado de la salud. Resulta que ahora todos tenemos que estar siempre muy motivados, y para todo, como si fuésemos mediocentros jugando el partido del siglo, pues si por ejemplo quieres hacer una tortilla de patatas para cenar y no te motivas, la cagas y te sale defectuosa, o reseca. Sin ninguna gracia.
Y quien dice una tortilla de patatas, dice fregar la vajilla, redactar un informe para el jefe o llevar a los niños de excursión. De ahí que la gente importante, cuyo tiempo es oro y no se puede permitir un fracaso, suela tener un entrenador personal, que además de organizarle la agenda, le motive. Es también lo que intentan los infinitos libros de autoayuda. Motivar al lector. Puesto que sin motivación todo es un desastre, incluidas las aventuras amorosas de una noche. ¿Y cómo se las arregló el mundo para seguir funcionado durante milenios cuando esas palabras no existían, y la gente no se motivaba sino que a veces tenía motivos y a veces no? Esa es la cuestión. Qué complicado se ha vuelto todo, por favor.