No se asusten; ni es necesario conocer el alemán, ni busquen su significado. Trato de llamar su atención a la información que suministra el excelente periodista Marc Bassets en su artículo de «El País» de 11/10, sobre las nuevas reformas del canciller Friederich Merz.
Es conocido que a Alemania le cuesta mucho cambiar de política; subir el techo de gasto es un trabajo hercúleo. El famoso Estado del Bienestar data de los tiempos de Bismarck y ha pasado por regímenes muy distintos como el nacionalsocialismo.
El «Bürgergel» es la renta ciudadana, el subsidio a aquellas familias con dificultades económicas; es como un seguro de protección mínimo por paro o desacople laboral. Es la gran aportación de la socialdemocracia alemana y se ha convertido, con el tiempo, en un logro que crea sentimiento de pertenencia, una red de seguridad asistencial, un símbolo, como dice Bassets.
El canciller Merz, durante la campaña que le llevó a la Cancillería, prometió reformar el sistema en base, fundamentalmente, quiero creer, a que , en su aplicación actual desincentiva la búsqueda de trabajo; que la diferencia entre el salario mínimo y el subsidio – es un 80%, unos 600 € al mes- no es suficiente para que funcione el incentivo.
Como pueden imaginarse el debate en campaña electoral fue, digamos, muy intenso, y se mezcló con la polémica sobre la emigración, asimilando, algunos, subsidio con emigrante.
La propuesta de reforma se denomina «Grundsicherung» y se asienta en sancionar a los receptores con la pérdida del subsidio si no aceptan trabajos o formación.
El debate es muy interesante y didáctico para todos los «estados de bienestar» y se nutre del concepto de renta básica (también con responsabilidad) que protege mínimamente a los ciudadanos en una sociedad moderna. Encara el famoso debate sobre los incentivos para conseguir comportamientos eficientes y lo sitúa en el centro de las políticas económicas modernas.
Parece que la discusión seria se ha centrado en Alemania, además de mantener la idea original de ser una renta de protección, en la eficiencia del modelo para estimular la búsqueda de trabajo y formación.
En Alemania los socialdemócratas han apoyado la medida; ha sido consensuada en el gobierno de coalición lo que da una indicación de programas gradualistas, de no romper el concepto, de adaptarlo y mejorarlo.
Porque forma parte intrínseca de la manera de vivir de los alemanes. El sistema actual de protección se lleva aproximadamente un tercio del presupuesto; estamos hablando de algo muy serio, que tiene que ver también con mantener el control de déficit y de la deuda (todavía muy baja).
Publiqué el 28/06 de este año en «Es Diari» un artículo titulado «(Des) incentivar, explicar y controlar», que, vuelto a leer hoy participa completamente de la idea de cómo gestionar la renta básica, aunque se le cambie el nombre y explicita alguna aplicación concreta para el caso de Menorca.