Ha quedado claro esta última semana. Nada parece indicar –salvo que se produjera una acción concertada entre Feijóo y las comunidades autónomas donde gobierna el PP gracias a Vox– que se adelanten las elecciones autonómicas de Balears, previstas para la primavera de 2027, como sí sucederá en Extremadura. Aunque esa posibilidad, la de convocar elecciones, se planteó muy de pasada en diciembre de 2024 durante la crisis de los ‘populares’ con los de la extrema derecha por los Presupuestos, Marga Prohens no quiere jugar por el momento la carta de las urnas, como María Guardiola, ni falta que le hace.
Su mayoría, la de la presidenta Prohens, se presenta sobre el papel –sobre todo tras el último movimiento de Puigdemont en Junts– mucho más estable que la del presidente Sánchez.
Ilustración: Zaca
Salvo a Vox –y tampoco queda demasiado claro que eso sea exactamente así en Balears por mucho que presuma la portavoz del grupo parlamentario, Manuela Cañadas– a ningún partido le interesa demasiado un adelanto electoral. Sólo el PP –y otra vez sobre el papel y desde el punto de vista teórico– tendría, más o menos, la oportunidad de gobernar tras unas elecciones adelantadas.
La política balear, analizando los visto desde que se inició le periodo parlamentario, tiene mucho de truco o trato, esa expresión desconocida por estos lares hasta que se importó la moda del Halloween y que ha marcado las celebraciones del fin de semana. Eso sí fue algo parecido a un gran reemplazo y sustitución de las tradiciones y no las alarmas de la extrema derecha sobre la llegada de migrantes.
La política balear se mueve entre el truco o trato y las jugadas de farol. ¿De verdad espera el PP un acuerdo con Vox para sacar adelante el techo de gasto y luego los Presupuestos? ¿De verdad se plantea Vox ese acuerdo, sobre todo ahora que se abre un ciclo electoral en que lo que buscan los de Abascal es marcar diferencias con el PP y presentarse como el original de la copia?
Eso por lo que se refiere a la derecha. Porque también el PSIB, o concretamente el grupo parlamentario que dirige Iago Negueruela a la espera de volcarse en la estrategia de Palma cuando llegue ese momento, deja caer que podría llegar a acuerdos en cuestiones como el incremento de la ecotasa. ¿Quién está detrás de esa estrategia que pareció concretarse a principios de octubre y que no tiene el apoyo ni de Més per Mallorca ni de Més per Menorca? Ni en el Consell de Mallorca, ni tampoco en el Ajuntament de Palma, se percibe el discurso «propositivo» del PSIB.
¿Es el PP de Prohens de fiar? Todavía están ahí los ecos del acuerdo sobre la ley de memoria (el año pasado se pactó que no se iba a derogar) y no será un asunto menor. ¿Truco o trato? El tiempo lo definirá.