QUE algunos consellers insulares, como fue el caso ayer de la responsable de Ordenación Territorial y Turística, Núria Torrent, tengan que colocarse literalmente bajo la mesa de la sala de plenos, poniendo a prueba su flexibilidad, para poder enchufar su ordenador, o el aparato que consideren oportuno, a la toma de corriente.
QUE una sangría se comercialice con el nombre Menorca, con unas castañuelas como ornamento y Teià (Barcelona) como ciudad de elaboración, un ejemplo de fusión cultural.
QUE las personas que vivieron en el Reino Unido entre 1980 y 1996 puedan volver a donar sangre veinte años después, lo que permitirá recuperar a unos donantes habituales en las Islas.
QUE la apertura de las ofertas presentadas para realizar las esperadas obras de la cala Sant Esteve, en Es Castell, se demore 22 días al no contar ahora con técnicos municipales.