Rosa López estuvo el domingo en la gala de Los espléndidos Reyes Magos de Ultima Hora, donde presentó las canciones de su último disco, metiéndose al público en el bolsillo desde el instante en que pisó el escenario del Palma Arena, cuyo aforo estaba repleto, a rebosar.
Finalizado el festival, y antes de irse a almorzar con unos familiares que su novio tiene en Palma, habló con nosotros, junto al mar.
Ante todo dijo sentirse muy satisfecha «por ver el Palma Arena lleno pero, sobre todo, por ver que allí había de todo, jóvenes, no tan jóvenes y niños. Todo muy familiar».
-¿Cómo llevas lo de Rosa de España?
-Lo de Rosa de España lo guardo con mucho cariño, porque así me lo llama la gente. Pero yo prefiero ser Rosa López, lo cual me anima a superarme.
-¿Cómo te las arreglas para que la fama no se te haya subido a la cabeza, como a otros/as?
-Porque me gusta que las cosas sean sencillas, y porque siendo como eres, siendo la de siempre, es como me siento más cómoda y tranquila. Vivimos en un mundo en que estamos rodeados de atrezzo y mucho show. Por ello, siempre que pueda, deseo que mi vida discurra al margen.
-También, por lo que veo, has resistido a entrar en el territorio corazón.
-Sí, pero ha sido porque a lo largo de estos nueve años me han respetado ¡Hombre!, alguna vez sí ha caído alguna pregunta indiscreta, pero siempre han respetado mi vida privada a la que tampoco yo jamás he vendido, como tampoco he faltado al respeto a nadie.
-¿Para cuándo el salto a América?
-Ojalá fuera con este nuevo trabajo, con Propiedad de nadie, ya que en él tengo puestas todas mis ilusiones. Y encima, al haber estado trabajando al lado de uno de los grandes de la música, José Luis Perales, me ha dado mucha fuerza. El no sólo ha compuesto los temas para mí, sino que se ha involucrado mucho en este trabajo, como si fuera de mi familia... aunque, a decir verdad, José Luis se ha portado como un padre conmigo.
-¿Te gustaría, por ejemplo, llevar la trayectoria de Bisbal?
-No lo sé. Ninguno de los que nos dedicamos a esto buscamos el mismo camino, sino que cada uno nos dejamos llevar un poco por la propia intuición.
-Sin duda, tu voz y tu personalidad entrarían muy bien en territorio latino...
-¡Pues que Dios te escuche!, que por mí no va a quedar. En América sólo estuve una vez. Fue en Caracas, de promoción.
-¿Vamos a escuchar pronto campanas de boda?
-No, ¡qué va! -sonríe mirando a su novio-. Él, además, lo lleva con la mayor discreción. Tanto él como yo sabemos separar la vida profesional de la particular hasta el punto de que si aquella interfiriera en ésta, rompiéndola, me retiraría. Así de claro.
-¿Qué recuerdos guardas de Operación Triunfo?
-Doy gracias a Dios por lo que me ha hecho vivir en estos nueve años. Por ello me considero una privilegiada de la vida... Hombre, ahora son tiempos difíciles para todos, pero hay que ponerle una sonrisa a la vida. Sí. Es el momento de ofrecer posibilidad a la gente.