Marina Castaño, viuda de Camilo José Cela, revela en un largo artículo publicado en la revista Telva algunas de las aventuras amorosas que mantuvo el Premio Nobel a lo largo de su vida y afirma que el escritor dejó «esparcidos por el mundo» un elevado número de hijos naturales.
Castaño asegura que la relación de su marido con su primera mujer, Rosario Conde, era meramente «administrativa», y dice que el escritor era «un hombre reacio a caer en ninguna tela de araña amorosa», un hombre que «nunca había expresado sus sentimientos porque no los había tenido» y que «nunca había ligado el amor y el sexo, porque no había amado».
La segunda esposa de Cela afirma que ella solo tuvo conocimiento «de tres o cuatro de sus múltiples relaciones, cuando el número había sido muy superior, como también lo era el número de hijos naturales esparcidos por el mundo, que en su mayoría eran varones y todos, o casi todos, llamados Camilo o Camilo José».
Entre esas relaciones que Castaño le atribuye al Nobel, menciona la de una señora, llamada Mercedes, que el autor de «La colmena» conoció en Venezuela cuando preparaba «La catira».
Marina Castaño conoció a esa señora en los últimos años de la vida del escritor, porque se presentó la ocasión, treinta o cuarenta años después de aquel «romance», y sabía «el cariño» con que su marido guardaba el recuerdo de aquella relación.
«Con Amelia sintió algo especial, pero no suficiente para dejarlo todo e irse a vivir con ella», dice Castaño, quien también da cuenta del «affaire» que Cela mantuvo en Mallorca «con una atractiva dama, esposa de un médico, con quien C.J. tuvo una hija, que, naturalmente, lleva el apellido del esposo de su madre».
Pero «como la genética es inexorable», los hijos de «esta bella muchacha, hoy ya una señora, son muy parecidos a Camilo José, en cuanto a talla y talento. ÑCosas del ADN!», afirma la viuda del gran escritor, fallecido hace diez años.
A Cela, según su viuda, le gustaban mucho las actrices, y en Madrid «frecuentaba a una conocida actriz en activo», cuyo nombre no da. «La verdad es que fueron varias las actrices con quienes mantuvo relaciones puramente sexuales, ya que otro tipo de vínculo no le interesaba».
«De todas ellas tuve conocimiento, y si coincidíamos con alguna, las miradas que me dirigían eran de pura irritación», señala Marina Castaño, que también alude a los documentos que Cela firmó «sin leer», cuando estaba a punto de que lo operasen de lo que en principio parecía apendicitis y que luego se demostró que era otra cosa.
En esos documentos «cedía la propiedad de sus derechos de autor y de imagen a una sociedad de reciente creación, Camilo José Cela Producciones, en la cual él apenas tenía participación», cuenta Castaño, antes de asegurar que, a través de esa sociedad, «desplumaron» al escritor.
Tras conocer a Marina Castaño, 42 años menor que el escritor, llegó un momento en que Cela le dijo a su primera mujer: «Rosario, me he enamorado como un cadete. La vida es muy corta, y los años que me quedan quiero pasarlos al lado de Marina», recuerda la viuda.
Castaño cuenta pormenores de su vida en común con Cela y asegura que el «profundo amor» que hubo entre ambos estaba basado «en dos puntales férreos: el respeto y la fidelidad».
Efe se puso en contacto con el hijo de Cela, Camilo José Cela Conde, para conocer su opinión sobre el citado artículo, pero, según afirma este profesor y escritor, «comentar los artículos de la señora Castaño no forma parte» de sus proyectos. «De hecho, ni siquiera me interesa leerlos», asegura.