A lo largo de su carrera ha conocido las mieles del éxito y las hieles del fracaso, ha sido uno de los hombres más guapos del mundo y tiene su propia banda de música. Ahora, con sesenta años que no aparenta, Kevin Costner vuelve con fuerza al cine.
Black or White, su próxima aparición en el cine, ha pasado por varios festivales pero no llegará a las pantallas estadounidenses hasta el 30 de enero, unos días después de que cumpla 60 años, el día 18, mientras que el 20 de febrero estrenará McFarland, en la que vuelve a uno de los temas que le son más queridos, el deporte.
El actor afronta los 60 con ímpetu renovado, el que le llevó a hacer el año pasado cuatro películas, tres de ellas ya estrenadas: Jack Ryan: Operación sombra, 3 días para matar y Draft Day.
Ahora, su gran apuesta es Black o White, una «conmovedora comedia dramática sobre las barreras raciales que nos dividen y los lazos familiares que nos unen», según The Holywood Reporter, aunque para People es un drama «poco arriesgado», pero en el que «Kevin Costner brilla».
El actor interpreta a un abuelo de muy buen ver, un aspecto muy alejado del que lució en Hatfields & McCoys (2012), miniserie televisiva en la que, el que fuera considerado uno de los 50 hombres más guapos del mundo por la revista People, luce su aspecto más desaliñado y malencarado.
Pero fue gracias a Hatfields & McCoys que Costner recuperó el favor del público como Anderson Harfield, papel que le valió un Globo de oro y un Emmy como mejor intérprete.
Aunque no será la imagen de barbudo fumador de pipa la que deje Costner en el imaginario del cine, pues durante años fue uno de sus guapos oficiales.
Nacido en California en 1955, en el instituto destacó como jugador de fútbol y baloncesto -en muchas de sus películas el deporte tiene un papel central- y fue en la universidad, donde se graduó en empresariales, cuando asistió a clases de interpretación.
Costner se define como «el americano por antonomasia, sin lugar a dudas (...) Todo lo que tienes que hacer es ver los papeles (que he interpretado). No puede haber dos personajes más americanos que Crash Davis (Los búfalos de Durham, 1988) y Roy McAvoy (Tin Cup, 1996)», aseguraba en una entrevista.
El salto a la interpretación lo dio tras hablar con Richard Burton a quien abordó un avión y quien le dijo que si quería ser actor debía ir a por todas, así que dejó su trabajo y se fue a Hollywood.
Allí comenzó su carrera en 1981 pero no tuvo notoriedad hasta Silverado (1985) y dos años después se convertiría, de la mano de Brian de Palma, en el incorruptible Eliot Ness, en Los intocables de Eliot Ness.
Después llegaron éxitos como Campo de sueños (1989), Bailando con lobos (1990) -su debut en la dirección- y JFK (1991), con las que Costner vio como en tres años consecutivos una cita que protagonizaba lograba la nominación de los Oscar a mejor película.
El premio llegó con Bailando con lobos, en la que se puso delante y detrás de la cámara y, aunque no logró la estatuilla como mejor actor, sí se hizo con las de mejor película y director.
La siguiente elección del actor fue cuanto menos extraña. Decidió protagonizar El guardaespaldas junto a Whitney Houston, una cinta de las peores de su carrera, que equilibró en parte con Un mundo perfecto, de Clint Eastwood, dos películas que aún mantuvieron buen nivel en taquilla.
Y tras las mieles del éxito, Costner también supo lo que podía ser el fiasco, que se escribió, primero, con Waterworld (1995) en la que la Humanidad trata de sobrevivir en un mundo donde se han derretido los polos y que hizo aguas en la taquilla con pérdidas de cien millones de dólares.
La cinta ganó el premio Razzie a la peor película del año, igual que Mensajero del futuro (1997), historia futurista con la que logró también el galardón de peor actor y peor director.
A partir de ahí, Costner ha ido manteniendo su presencia anual en las pantallas, con películas para todos los gustos y con dispares resultados, aunque con el cambio de siglo decidió darle más espacio a su amor por la música, en la que empezó antes que en el cine.
En 2008 creó la Kevin Costner & Modern West, una banda de rock and roll con raíces que ya ha editado tres discos. Y es que, para él cantar y actuar son dos maneras de contar historias, por lo que se trata de artes hermanas.
Éxitos y fracasos, todo sumado, Costner aseguraba en una entrevista en 2000: «Estoy feliz con las cosas que he hecho, no siempre contento con el resultado, pero sí con las decisiones, porque las tomé por mí mismo, creo que esa es una forma importante de ir por la vida».