La convalecencia de Charlene de Mónaco tras las secuelas de las operaciones que sufrió el año pasado durará todavía varias semanas, indicó este jueves el Palacio del Principado, que precisó que por ese motivo la princesa no puede participar en las festividades de Santa Devota. Su recuperación «continua de forma satisfactoria y muy alentadora», añadió esa nota. Santa Devota es patrona de Mónaco, de la familia principesca y de la archidiócesis del Principado, y su conmemoración reúne cada año a miembros de la familia Grimaldi. Cada 26 de enero se celebra una misa por la mañana en su iglesia homónima.
Al atardecer, los fieles se reúnen en el muelle Alberto I para esperar la llegada de la barca simbólica y de sus reliquias, y después de una procesión se quema esa pequeña embarcación. El 27 de enero, según la web sobre esa santa, se acogen las reliquias en la catedral y se celebra una misa pontifical, tras la cual hay una nueva procesión solemne. El comunicado del Palacio señaló que, en cuanto su salud se lo permita, la princesa Charlene volverá a participar en estos actos festivos. «En este periodo, la pareja principesca pide que se siga respetando su vida privada y la de sus hijos», concluyó esa nota.
A los actos de este miércoles acudieron Alberto II y sus mellizos, Jaime y Gabriela, así como la hermana del jefe de Estado, la princesa Carolina de Hannover. Charlene, antigua nadadora olímpica, enfermó en Sudáfrica, su país natal, durante un viaje oficial en mayo del año pasado. Desde entonces se ha sometido a varias intervenciones, algunas de ellas bajo anestesia general, por una complicación en una infección otorrinolaringológica. Aunque volvió a Mónaco a principios de noviembre, poco después se marchó a un destino desconocido. La explicación oficial que se dio es que su estado de cansancio no le permitía afrontar sus obligaciones de princesa y que la recuperación necesitaba que se preservara su privacidad.