Rocío Flores ha pasado de nuevo por quirófano, pero en esta ocasión para hacerse una liposucción. La hija de Rocío Carrasco se sometió a esta intervención hace ya dos meses y ahora ha querido compartir con sus seguidores de Instagram cómo va su recuperación y las secuelas que arrastra. «Mi caso está siendo lento, la recuperación está siendo lentita, pero de momento todo va genial», ha indicado. Eso sí, todavía no se ha animado a mostrar su nueva silueta: «Tengo inflamación en el abdomen y en la zona de los flancos se han creado bultos».
La joven ha confirmado que ya ha perdido cuatro kilos, algo que nota sobre todo a la hora de vestirse: «Me lo noto en la ropa. La que estoy utilizando la llevo con una tabla de corcho y ya hoy dos fajas más y me abrochan». Y es que tras la operación debe llevar este tipo de prenda para obtener buenos resultados: «Llevo un mes sin quitarme la faja para nada, ni para ducharme porque es como un neopreno. Ahora mismo tengo que llevar como una tabla de corcho blanca más dos fajas tubulares (una para marcar la cintura y otra la cadera) y solo me las puedo quitar para dormir».
La influencer también ha explicado cómo fue la intervención: «Fueron cuatro horas y hubo alguna complicación. Es una de las operaciones más demandadas, si no la que más, pero duele aunque yo pensaba que no. Lo he pasado muy mal pero ya estoy súper bien y me veo genial, entonces mereció la pena». A pesar de que ha indicado que hubo problemas, no ha querido concretar cuáles fueron. A principios de este año, el 24 de enero, la colaboradora de El programa de Ana Rosa también recurrió a la cirugía para someterse a un aumento de pecho.
Pero estos no son los únicos retoques a los que se ha sometido la nieta de Rocío Jurado. Desde su participación en Supervivientes, la joven ha recurrido al ácido hialurónico para dar volumen a sus labios y corregir el tabique nasal. Además, se ha hecho un microblading para definir sus cejas y se ha inyectado bótox para reducir sus líneas de expresión en la frente. Por último, también se ha sometido a una bichectomía, una intervención quirúrgica que elimina las bolsas de grasa del interior de los pómulos y afina el rostro.