La 'influencer' y colaboradora de televisión Cristina Pedroche se ha convertido desde hace años en foco de constantes polémicas, bien sea por sus vestidos elegidos para presentar las Campanadas o más recientemente por lo poco que ha enseñado acerca de la crianza de su primogénita, Laia, quien ha cumplido ahora un año. La propia Pedroche es muy consciente de ello, y desde hace tiempo es cauta con lo que sube a sus redes sociales, pero no se achanta. Apenas un mes atrás publicaba su primer libro, Gracias al miedo, en el que habla sobre distintos temas de salud mental que han tenido un significativo impacto en su vida.
«Día de mucho amor celebrando su primer añito. Feliz cumpleaños Pitaya mía. Te amamos», con esta simple felicitación subía este lunes la 'influencer' un post a su cuenta de Instagram. Sin embargo, ha sido la fotografía que ha elegido para acompañar el texto lo que ha bastado para encender nuevamente la mecha. Y es que la tarta que hemos podido ver no es como las que estamos acostumbrados. De ello daba cuenta la propia Pedroche: «Tarta hecha por Dabiz Muñoz sin azúcar y sin edulcorantes. Es de chantilly de cerezas y arándanos y bizcocho de vainilla y lima. Y arriba lleva cerezas frescas semi compotadas», explicaba en la descripción.
Poco faltó para que saltaran enseguida las críticas. Desde simples «¡Qué fea la tarta!», hasta, la mayoría, poner en cuestión elegir una tarta sin azúcares para la celebración: « Sin azúcar y sin edulcorante... Donde está la de Mercadona de dibujos...».
Sin embargo, esto no ha sorprendido a quienes la siguen con asiduidad. En 'El Hormiguero', hace unos meses, el chez Dabiz Muñoz ya advertía: «A mi hija no le voy a dar nunca bollería industrial, ni alimentos ultraprocesados, ni alimentos con aditivos». De hecho, desde que le introdujesen alimentos sólidos como carne, pescado o huevos, la pequeña Laia, al parecer, se alimenta día a día casi como si en un restaurante de lujo viviera: «No hace ascos a nada. Dicho lo cual, Laia come de todo, claro. Le hago filetes rusos de gamba roja, cocochas confitadas, carrilleras a baja temperatura... La ves comer y flipas», explicó Dabiz Muñoz a Pablo Motos. Y aclaraba para quienes se extrañaron: «No los valora en su justa medida, pero sí que es verdad que cuanto tú acostumbras a un niño o a una niña a que desde los seis meses pruebe texturas y sabores diferentes, le generas una base de datos en su cerebro con una relación sana con la comida que evidentemente para mí es superimportante».