Media Europa está en alerta por sequía y Mallorca en concreto lleva ya tres olas de calor este verano, dos de ellas las más largas en la isla desde que hay registros. El cambio climático cada vez provoca más y cada vez más graves consecuencias, para el planeta y también para la piel. La epidermis, la capa más superficial de la piel, está siempre expuesta al exterior, y con ello, a los cambios de temperatura, humedad, tiempo...provocando su deterioro.
En regiones que sufren de sequía y calor agudos, algunos residentes se han visto afectados por la aparición de manchas o escamas en la piel, que llegan a picar. Son dados a ello especialmente aquellos que tengan ya enfermedades dermatológicas, como dermatitis atópica, aunque cualquier ciudadano está expuesto a ello.
Para evitar que la piel sufra, cuando el calor y la sequía aprieten es imprescindible llevar a cabo una rutina de cuidado de la piel. En concreto, los expertos recomiendan: darse duchas cortas con agua templada; no enjabonarse con esponja; utilizar poco jabón; secarse sin frotar; aplicar crema hidratante y utilizar siempre crema solar.