Los perros han sido nuestros compañeros leales durante miles de años, y su representación en las artes visuales ha desempeñado un papel importante en la documentación de esa relación. Desde las pinturas rupestres hasta las selfies de Instagram, los perros han figurado en nuestro arte y cultura de formas que reflejan su estrecha conexión con nosotros. Estos peludos tan fieles son cada vez más importantes para nosotros. Pero, ¿te has preguntado alguna vez cuál fue el primer retrato perruno en la historia?
Remontémonos a la Antigua Roma. Los romanos valoraban a sus perros como mascotas y a menudo los representaban en mosaicos, pinturas y esculturas. Uno de los ejemplos más tempranos de un retrato perruno proviene de las ruinas de Pompeya. Allí, un famoso mosaico, conocido como 'Cave Canem' (Cuidado con el perro), muestra a un perro de guardia encadenado. Aunque no es un retrato en el sentido clásico, esta representación demuestra claramente la importancia de los perros en la sociedad romana. Pero si estamos buscando el primer retrato perruno en el sentido más estricto de la palabra, es decir, una pintura que se enfoca en el perro como sujeto principal, tendríamos que avanzar hasta el Renacimiento. Durante este período, los perros empezaron a ser vistos no sólo como animales utilitarios, sino también como compañeros dignos de ser retratados.
Sin embargo, no es hasta el siglo XVIII cuando encontramos retratos de perros como sujetos en sí mismos, como el famoso Dash, el King Charles Spaniel de la Reina Victoria, pintado por Sir Edwin Landseer. Ella adoraba a los perros y encargó montones de retratos de sus propias mascotas para decorar sus palacios. Hasta hoy esos retratos siguen formando parte de la Colección Real. Como puedes ver, el arte y los perros han estado íntimamente vinculados desde tiempos antiguos. Las representaciones caninas han evolucionado, pero su presencia constante en nuestro arte subraya la profunda conexión que hemos compartido con nuestros amigos de cuatro patas a lo largo de la historia.