Primero Papá Noel, luego los Reyes Magos. Los regalos de casa, los de los abuelos maternos, los de los abuelos paternos, los tíos y las tías. Los niños y niñas acaban la Navidad hiperregalados pero no hiperjuguetones. Y es que, aunque este síndrome aparece durante todo el año, se acentúa durante las fiestas navideñas cuando los más pequeños de la casa no valoran lo que reciben, simplemente tienen el deseo de recibir más y más regalos.
Los niños reciben más regalos que nunca. Entre padres, tíos y amigos, los niños y niñas se llevan de media más de diez juguetes al acabar las fiestas. Y es que, aunque los regalos están llenos de buenas intenciones, en muchas ocasiones pueden sacar a relucir la peor cara de la crianza. Un hecho que se debe, en parte, a que de cada vez hay menos criaturas y las pirámides familiares se han invertido. Hay más ancestros que descendientes, y esos ancestros se vuelcan en agasajos hacía ellos.
«Podemos pararnos estos días previos a reflexionar sobre lo que fomenta este exceso, tanto en los niños como en la familia en general y tratar de gestionarlo de una forma más consciente. Para mí no hay un número ideal de regalos, pero desde luego usando el sentido común y la consciencia podremos valorar mejor si estamos en el exceso», explica la educadora de familias Marta Prada, conocida en redes sociales como Pequefelicidad.
Con la intención de concienciar a las familias, la experta ha aportado algunos 'tips' para afrontar los regalos. Para prevenir es aconsejable que los días anteriores los niños ordenen y donen aquellos juguetes antiguos para dejar espacio para los nuevos, además de minimizar la exposición a las pantallas y evitar que observen catálogos de juguetes para que así puedan hacer una lista de peticiones basada en sus gustos reales.
Otro de los puntos clave es gestionar los regalos con el entorno. A la hora de dar ideas a los abuelos o los tíos se puede sugerir que regalen alguna experiencia, como entradas al cine o al teatro, o sugerir que se junten varios para hacer un regalo más especial. En el caso de que no se haga caso, se puede optar por dosificar los regalos desde el hogar e intentar poner el foco en las personas y no tanto en lo material. «Aunque las experiencias parezcan más efímeras y menos duraderas dentro de treinta años lo que le quedará a tus hijos será eso», asegura la especialista en familias.
Sin embargo, a pesar de que no existe un número adecuado de regalos, si que circulan varías reglas sobre cuál es la cifra indicada. Siguiendo la regla de los cuatro regalos, estos serían los siguientes: un objeto que realmente desee de verdad, aunque sea comercial, porque la ilusión se debe seguir manteniendo y también para eso están estas fechas; un regalo que pueda llevar puesto, como ropa, zapatos o una mochila; un regalo que potencie la lectura, ya sea un cuento o un cómic, y un objeto que realmente necesite para su día a día.