La sal es un componente esencial en nuestra dieta, pero no todas las sales son iguales. Una pregunta común es si la sal marina es mejor que la sal refinada de mesa. Ambas tienen sus pros y contras, y su elección puede depender de diversos factores, desde los beneficios para la salud hasta las preferencias culinarias.
Composición y procesamiento
La sal de mesa refinada se extrae de depósitos subterráneos y pasa por un proceso de refinado y blanqueo para eliminar impurezas y minerales. Este tipo de sal generalmente está fortificada con yodo, un mineral esencial para la función tiroidea, y contiene aditivos como antiaglomerantes para evitar que se apelmace. Su contenido principal es casi 100% cloruro de sodio.
Por otro lado, la sal marina se obtiene a través de la evaporación del agua de mar. Este proceso menos intensivo permite que la sal marina retenga más minerales y oligoelementos, como el magnesio, calcio y potasio, lo que le da un perfil nutricional ligeramente superior. Sin embargo, tanto la sal marina como la sal de mesa tienen cantidades comparables de sodio.
Beneficios para la salud
La sal marina no refinada es promovida a menudo como una opción más saludable debido a su contenido mineral. Estos minerales pueden aportar beneficios adicionales, como mejorar la función celular y la hidratación. Además, algunos estudios sugieren que la sal marina puede ayudar a regular la presión arterial y facilitar la absorción de nutrientes.
Sin embargo, es crucial señalar que estos beneficios adicionales no son significativos para la mayoría de las personas y que ambos tipos de sal deben consumirse con moderación. La ingesta excesiva de sal, ya sea marina o refinada, puede llevar a problemas de salud como hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
Usos culinarios y preferencias
La elección entre sal marina y sal refinada también puede depender del uso culinario. La sal marina, disponible en diferentes texturas y colores, como granos gruesos o finos y en tonos blanco, rosa o gris, es apreciada por chefs y gourmets por su capacidad para realzar los sabores de los alimentos y su textura crujiente en algunos casos. Es ideal para sazonar platos al final de la cocción, mientras que la sal refinada, con su textura fina y uniforme, es más adecuada para la cocción y el horneado donde una disolución rápida es preferible.