La llegada del buen tiempo impulsa a muchos a disfrutar de la playa y caminar descalzos sobre la arena. Sin embargo, esta práctica, aunque aparentemente natural y beneficiosa, no es adecuada para todas las personas por igual, según advierten especialistas en traumatología. El Dr. Sergio Hortelano, referente en patología del pie en Clínica CEMTRO, señala que, aunque en algunos casos caminar sin zapatos puede ser favorable, existen situaciones en las que resulta contraproducente para la salud podal.
Caminar sin calzado puede volver a fortalecer los músculos y activar la sensibilidad sensorial del pie, pero no todo el mundo está preparado para hacerlo de manera prolongada. Por esta razón, antes de lanzarse a pasear descalzo durante horas, es fundamental evaluar el estado físico y antecedentes médicos relacionados con los pies.
El especialista español destaca que pacientes con antecedentes de fascitis plantar, metatarsalgia o tendinopatías en el tendón de Aquiles deberían extremar precauciones, ya que el contacto directo con la arena podría agravar estas afecciones o retrasar su recuperación. En estos casos, es preferible usar calzado adecuado para proporcionar soporte y amortiguación.
Beneficios y limitaciones del hábito de caminar descalzo
Caminar descalzo posee efectos positivos en la estimulación neuronal y fortalecimiento muscular de la estructura óptima del pie. El contacto directo con el suelo permite que los músculos intrínsecos del pie se activen más intensamente en comparación con cuando se lleva calzado rígido o con mucha amortiguación.
Asimismo, el contacto con la arena, especialmente la no compactada o ligeramente húmeda, favorece el masaje natural, mejora la circulación local y puede contribuir a corregir ciertos desequilibrios biomecánicos. No obstante, para maximizar estos beneficios, la práctica debe realizarse de forma controlada y progresiva, adaptándose a las circunstancias personales.
No obstante, existen limitaciones y riesgos claros para algunos grupos. Por ejemplo, quienes sufren acortamientos del tendón de Aquiles o presentan irritaciones crónicas deben evitar la presión directa prolongada, ya que el impacto y la adaptación pueden derivar en inflamaciones o dolor.
Contexto médico y recomendaciones
La atención al cuidado del pie ha avanzado considerablemente en los últimos años, con especialistas que insisten en la prevención como clave para evitar patologías de elevada incidencia. La práctica de caminar sin calzado en entornos naturales, si bien está integrada como un hábito saludable en algunos países, requiere un enfoque personalizado.
El Dr. Hortelano recomienda que las personas interesadas deben consultar a su traumatólogo antes de iniciar una rutina habitual de caminar descalzo, sobre todo si tienen antecedentes de problemas en el pie, tobillo o cadena muscular posterior.
Como regla general, indica que es preferible iniciar con recorridos cortos y supervisar cualquier sensación de molestia o dolor, que pueden ser indicativos de que la musculatura o las estructuras internas no se están adaptando de forma correcta.
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