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Una cucharada es suficiente: por qué cada vez más gente tira los posos del café por el inodoro

Este truco viral responde a la creciente preocupación de los consumidores por reducir el uso de productos químicos en el hogar

Imagen de recurso de una cafetera | Foto: Ketut Subiyanto

| Palma |

Los posos de café se convierten en aliados en la limpieza del hogar. Lo que habitualmente termina en la basura está encontrando nuevos usos en los hogares españoles, especialmente en el baño. Una simple cucharada de estos residuos está revolucionando la forma en que muchas personas limpian sus inodoros, aprovechando sus propiedades abrasivas y desodorizantes de manera natural y económica. Según observan expertos en sostenibilidad doméstica, este residuo de la preparación diaria del café posee cualidades que lo hacen ideal para tareas de limpieza sin necesidad de productos químicos.

La textura granulada pero fina de los posos funciona como un abrasivo suave que, al frotarse con un cepillo convencional, elimina eficazmente la suciedad ligera de la superficie del inodoro. Simultáneamente, su capacidad para absorber y neutralizar olores desagradables contribuye a mantener el ambiente del baño fresco, especialmente útil antes de periodos prolongados de ausencia en el hogar. El truco responde a la creciente preocupación de los consumidores por reducir el uso de productos químicos en el hogar y aprovechar recursos que normalmente se desechan. Esta tendencia se enmarca en un movimiento más amplio hacia prácticas domésticas sostenibles que buscan dar segunda vida a residuos cotidianos. La versatilidad de los posos de café va mucho más allá del inodoro. En la cocina, estos residuos resultan extremadamente útiles para eliminar olores persistentes después de manipular alimentos con aromas intensos.

Tras picar cebolla, ajo o pescado, frotar las manos con una pequeña cantidad de posos húmedos elimina eficazmente los olores residuales, funcionando de manera similar en tablas de cortar y utensilios de cocina porosos que suelen retener aromas. «Muchas personas desconocen que los posos de café contienen compuestos que atrapan y neutralizan las moléculas responsables de los malos olores», explica María Fernández, especialista en gestión sostenible de residuos domésticos. «Es un recurso que ya tenemos en casa y que puede sustituir productos comerciales específicos para eliminar olores».

Esta propiedad desodorizante también resulta eficaz en otros espacios del hogar como el refrigerador, donde un pequeño recipiente con posos secos absorbe olores indeseados, o en armarios y zapateros, donde neutralizan la humedad y los aromas desagradables del calzado. Algunos usuarios incluso los utilizan en pequeñas bolsitas de tela como ambientadores naturales para el coche. En el ámbito de la jardinería, los posos de café representan un recurso valioso gracias a su composición rica en nutrientes esenciales. Contienen potasio, fósforo y, especialmente, nitrógeno, elementos fundamentales para el desarrollo vegetal que los convierten en un fertilizante natural eficaz para numerosas especies de plantas.

Las hortalizas como pepinos, tomates y calabacines responden particularmente bien a este tipo de abono orgánico. Para aplicarlo correctamente, los expertos recomiendan mezclar los posos con la tierra superficial alrededor de las plantas o incorporarlos al compost doméstico, donde aceleran el proceso de descomposición y enriquecen el producto final. Además de su función nutritiva, estos residuos actúan como repelente natural contra diversas plagas comunes en jardines y huertos. Al esparcirlos uniformemente por el terreno, crean una barrera que disuade a hormigas, caracoles e incluso gatos, que suelen evitar las zonas tratadas con posos debido a su olor característico.

La eficacia de los posos de café en tan diversas aplicaciones se debe a su particular estructura y composición química. Tras la preparación de la bebida, los granos molidos retienen cierta cantidad de compuestos fenólicos, cafeína y aceites esenciales que, si bien aparecen en menor concentración que en el grano original, siguen siendo suficientes para ejercer efectos biológicos significativos. Su textura granular fina les confiere propiedades abrasivas suaves, ideales para la limpieza de superficies sin rayarlas, mientras que su porosidad les permite absorber líquidos y moléculas volátiles responsables de olores desagradables. Esta combinación de características físicas y químicas explica por qué un producto aparentemente destinado al desecho resulta tan versátil en aplicaciones domésticas.

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