El aumento de las temperaturas durante los meses de verano provoca que tanto los humanos como sus mascotas deban extremar precauciones para evitar problemas de salud relacionados con el calor. En especial, los perros son animales que pueden sufrir graves consecuencias si no se aplican las medidas adecuadas para protegerlos en esta época del año.
Un guía canino de la Guardia Civil ha insistido en redes sociales en la necesidad de visualizar al perro no solo como una mascota, sino como un miembro más de la familia que requiere atención y protección especiales. El desconocimiento de los riesgos asociados a las altas temperaturas puede poner en peligro la vida del animal.
Las consecuencias del calor excesivo en perros pueden incluir síntomas evidentes como fatiga, agobio y deshidratación, que en casos extremos desembocan en golpes de calor, una emergencia veterinaria con alto riesgo mortal. Por esta razón, es clave anticiparse y evitar situaciones que puedan desencadenar estos problemas.
Las consecuencias del calor en los perros
Los perros, a diferencia de los humanos, no poseen un sistema eficaz de sudoración que les permita regular su temperatura corporal de forma rápida y efectiva. Su principal mecanismo para enfriarse es el jadeo constante, lo que limita su capacidad para soportar las altas temperaturas.
Cuando un perro está expuesto al sol de manera prolongada o en ambientes con mucho calor, corre un riesgo elevado de sufrir un golpe de calor. Esta patología provoca un aumento abrupto de la temperatura corporal que puede causar daños en órganos vitales y, si no se actúa de inmediato, la muerte.
Otro riesgo poco considerado es el daño en las almohadillas de sus patas, ya que el asfalto o el suelo caliente durante las horas centrales del día pueden causar quemaduras severas, generando dolor y dificultades para caminar.
Medidas recomendadas para proteger a las mascotas en verano
La experiencia del guía canino de la Guardia Civil, que ha compartido valiosos consejos para proteger a los perros durante la temporada de calor, destaca varias prácticas que todos los dueños deberían incorporar en su rutina diaria.
En primer lugar, es fundamental garantizar hidratación constante. Esto implica disponer de agua fresca y limpia para el animal en todo momento, especialmente en periodos de actividad física o cuando están en exteriores.
Evitar las horas de mayor insolación es igualmente vital. Se recomienda sacar a pasear al perro a primeras horas de la mañana o a última de la tarde, cuando las temperaturas descienden y el suelo está más frío. Durante el mediodía, el asfalto puede alcanzar temperaturas que queman las patas y aumentan el estrés térmico.
Si la familia planea viajar con su mascota, la planificación de las paradas será clave para permitir que el animal se hidrate, realice sus necesidades y descanse. No respetar estos descansos puede agravar el desgaste físico y el riesgo de deshidratación en el perro.
Además, es fundamental recordar que dejar solo o abandonar al perro en espacios abiertos, coches o zonas sin protección puede ser fatal. Esta conducta, además de ser inmoral y peligrosa, está penada por ley en España, pudiendo conllevar multas cuantiosas e incluso pena de prisión de hasta un año.