La Unión Europea ha marcado un antes y un después en la gestión de residuos en el sector de la hostelería. A partir del 12 de agosto de 2026, los tradicionales sobrecitos de azúcar, sal, kétchup y elaborados con material de plástico desaparecerán de bares, cafeterías, restaurantes y hoteles en todo el territorio comunitario, aunque podrán seguir en formato de papel o materiales compostables. Esta medida forma parte de una estrategia más amplia para combatir la proliferación de envases de un solo uso y promover un modelo de consumo más sostenible. La decisión, recogida en el Reglamento Europeo 2025/40, representa un paso firme hacia la reducción de la huella ambiental de la industria hostelera.
En Baleares ya se aprobó en 2029 una Ley de Residuos que restringe el uso de plásticos y prohíbe productos desechables como pajitas, bolsas y bandejas de empaquetado. Muchos de estos productos acaban en el mar y son origen de la contaminación marina: el plástico está detrás de la muerte del 3% de los cetáceos y representa el 95% de los residuos que flotan en el Mediterráneo. La norma, que contempla sanciones de entre 300 y 2.000.000 euros, asume el mandato de la UE de que en 2021 los residuos que se generen estén un 10% por debajo de los que se producía en 2010. Para 2030 la reducción ha de alcanzar el 20%.
La normativa entró en vigor el pasado 11 de febrero de este mismo año aunque se ha establecido un periodo de transición considerable para permitir que los establecimientos se adapten. Este plazo se extenderá hasta el verano de 2026, momento en el que la prohibición será efectiva. Concretamente, a partir del 12 de agosto de 2026, los establecimientos del sector HORECA (hostelería, restauración y catering) no podrán ofrecer a sus clientes sobres monodosis de productos tan comunes como el azúcar, la sal, el kétchup, la mayonesa, el vinagre, la leche para café o la mantequilla. La lista de productos afectados es extensa y abarca una parte significativa de los condimentos y aderezos que se sirven habitualmente.
El objetivo primordial de esta ambiciosa regulación es reducir drásticamente los residuos plásticos y de papel que se generan a diario por el uso masivo de estos envases individuales. La Comisión Europea ha puesto de manifiesto la magnitud del problema, señalando que más del 36 por ciento de los residuos urbanos en la Unión Europea provienen directamente de envases. En el contexto específico de la hostelería, los sobres monodosis han sido identificados como un tipo de envase particularmente problemático, no solo por su volumen, sino también por su difícil reciclabilidad y el impacto ambiental asociado a su producción y desecho. Esta situación ha impulsado a las autoridades comunitarias a buscar soluciones innovadoras y de mayor calado.
Un pilar de la economía circular
El Reglamento Europeo 2025/40 sobre envases y residuos de envases no es una medida aislada, sino que se enmarca dentro de la estrategia de la Unión Europea para avanzar hacia una economía circular. Este reglamento, que entró en vigor a principios de este 2025, busca no solo reducir la cantidad de residuos generados, sino también fomentar el diseño de envases más sostenibles, promover la reutilización y mejorar la calidad del reciclaje. La eliminación de los envases monodosis no reutilizables en el sector HORECA es una de las acciones más visibles y directas de esta normativa, que pretende minimizar el impacto ambiental de los envases a lo largo de todo su ciclo de vida. La legislación europea está sentando las bases para un cambio estructural en la forma en que se conciben, producen y desechan los envases en el continente.
La prohibición de los envases monodosis en el sector HORECA es bastante amplia y afectará a una variedad considerable de productos que son de uso común en cualquier establecimiento. Como se ha mencionado, a partir del 12 de agosto de 2026, no se podrán ofrecer sobres individuales de azúcar, sal, kétchup, mayonesa, vinagre, leche para café o mantequilla. Esta lista no es exhaustiva y podría incluir otros condimentos o aderezos que se presenten en formatos de un solo uso y no reutilizables. La medida busca abarcar todos aquellos productos que, por su naturaleza y la forma en que se consumen, generan una gran cantidad de residuos de pequeño tamaño y difícil gestión. Los establecimientos deberán revisar su oferta y buscar alternativas para cada uno de estos elementos, garantizando la higiene y la satisfacción del cliente.
Alternativas sostenibles: el camino hacia la reutilización
Ante la inminente prohibición, la ley obliga a los establecimientos a buscar alternativas sostenibles y reutilizables. Entre las soluciones más evidentes y tradicionales se encuentran los azucareros de vidrio con cucharilla, que ya son habituales en muchos hogares y algunos bares. Estos recipientes, además de ser estéticos, permiten una dosificación personalizada y son fácilmente lavables y rellenables. Otra opción que se perfila como muy práctica son los dispensadores automáticos, tanto para azúcar como para otros líquidos como el kétchup o la mayonesa. Estos sistemas no solo reducen el desperdicio de producto, sino que también minimizan el contacto y, por ende, mejoran la higiene. Además, se espera que surjan nuevas soluciones innovadoras en el mercado, como envases recargables o sistemas de dosificación a granel que cumplan con las normativas sanitarias y de seguridad alimentaria. La creatividad y la inversión en nuevas infraestructuras serán clave para una transición exitosa.
La adaptación a esta nueva normativa supondrá un desafío significativo para el sector HORECA en toda la Unión Europea. Los bares, cafeterías, restaurantes y hoteles deberán invertir en nuevos utensilios y sistemas de dispensación, así como en la formación de su personal para su correcto uso y mantenimiento. Esto podría implicar un coste inicial, pero también representa una oportunidad para modernizar sus instalaciones y mejorar su imagen de cara a una clientela cada vez más concienciada con el medio ambiente. Además, la eliminación de los envases monodosis podría traducirse en un ahorro a largo plazo, al reducir los costes de compra de estos productos y los asociados a la gestión de residuos. La innovación en la cadena de suministro y la colaboración con proveedores de soluciones sostenibles serán fundamentales para afrontar este cambio de paradigma.
¿Por qué la Unión Europea prohíbe los envases monodosis?
La razón principal detrás de la prohibición de los envases monodosis radica en la urgente necesidad de reducir la generación de residuos, especialmente aquellos de difícil reciclabilidad. Los sobres individuales, a menudo fabricados con combinaciones de plástico y papel, son complejos de separar y procesar en las plantas de reciclaje, lo que los convierte en una fuente importante de contaminación. Según datos de la Comisión Europea, como ya se ha mencionado, más del 36 por ciento de los residuos urbanos en la UE provienen de envases, y una parte considerable de estos son de un solo uso. Al eliminar estos formatos en el sector HORECA, la Unión Europea busca disminuir la cantidad de basura que termina en vertederos o, peor aún, en el medio ambiente, contribuyendo a la protección de los ecosistemas y la salud pública. Es una medida proactiva para fomentar hábitos de consumo más responsables y una gestión de recursos más eficiente.
El periodo de transición hasta el 12 de agosto de 2026 ofrece a los establecimientos un margen de tiempo para planificar y ejecutar los cambios necesarios. Durante este tiempo, es crucial que los profesionales del sector se informen adecuadamente sobre las nuevas exigencias y exploren las diversas opciones disponibles en el mercado. La colaboración entre hosteleros, proveedores y administraciones será esencial para garantizar una implementación fluida y exitosa de la normativa. Este cambio no solo afectará a la forma en que se sirven los condimentos, sino que también puede impulsar una reflexión más profunda sobre la sostenibilidad en todos los aspectos de la hostelería, desde la gestión de alimentos hasta el uso de energía. La Unión Europea está sentando un precedente importante, marcando el camino hacia un futuro donde la comodidad no esté reñida con el respeto al planeta.
Van a acabar con nosotros, los blancos europeos.