El resultado de las elecciones generales celebradas el pasado domingo dibuja un panorama muy incierto, ya que no da una mayoría clara que permita la configuración de un Gobierno en España. El presidente y candidato del PP, Alberto Núñez, Feijóo insiste en que como ganador de las elecciones le corresponde a él intentar formar un Ejecutivo. Sin embargo, la suma no le da: ni para ser investido en la primera sesión (176 votos a favor) ni en la segunda (más 'síes' que 'noes'). Esto se debe a que el PNV, ya ha dado a conocer que no prestará su apoyo a los populares.
Una de las esperanzas que albergan en las filas del PP es el voto del Censo de Residentes Ausentes en el Extranjero (CERA), es decir, el de los españoles residentes en el extranjero. En concreto, están pendientes de sumar otros tres escaños, por lo que los 136 que tienen ahora pasarían a ser 139. Uno de ellos sería en Madrid, que se lo quitaría al PSOE; el otro en Girona, ahora en manos de Junts; y el tercer en Cantabria, que pertenece a Vox.
Los dos primeros son de vital importancia, ya que permitiría quitar dos diputados al bloque de la izquierda-nacionalista y sumar dos al de la derecha. Con el actual reparto de escaños PP (136) y Vox (33) suman 169 diputados, a los que podrían añadir los de UPN (1) y Coalición Canaria (1), aunque han expresado sus reparos a pactar con Vox; en total serían 171 apoyos. Por su parte, el PSOE (122), Sumar (31), ERC (7), EH Bildu (6), PNV (5) y BNG (1) conseguirían 172. Por tanto, Junts tendría la llave de la gobernabilidad y a Pedro Sánchez le bastaría con la abstención de este partido para ser elegido presidente.
Sin embargo, si el PP logra el escaño de Madrid, el bloque de la derecha llegaría a los 172 escaños, mientras que el de la izquierda bajaría a 171. En el caso de que el partido de Feijóo también consiguiese el diputado de Girona, su bloque llegaría a los 173 frente a los 171 de Sánchez. Esto sería de vital importancia, ya que el PSOE pasaría a necesitar el sí de Junts, ya no le bastaría la abstención. El hándicap que tienen los socialistas es que este partido está liderado por un prófugo de la justicia española, Carles Puigdemont, y han retado a Sánchez a hacer una propuesta en base a la autodeterminación y la amnistía.
Escenarios muy difíciles
Aunque estos escenarios son posibles, lo cierto es que son muy difíciles. Según señalan fuentes populares, el PP está a 1.700 votos de arrancar un escaño en Madrid al PSOE, una comunidad en la que los de Feijóo han logrado el 40,51 % de los sufragios y el voto extranjero es muy numeroso, con un total de 375.602 electores llamados a las urnas. Este es el escaño más probable porque en esta autonomía se imponen con claridad los populares.
En Cantabria, el PP estaría a 428 votos de arrebatar un escaño a Vox, aunque en este caso no se moverían los bloques. En esta comunidad son 41.182 los electores en el extranjero. Por último, los populares dependen de 363 votos para quitar un escaño a Junts per Cataluña en Girona, donde el PP no tiene actualmente ningún representante y los electores con derecho a voto en el extranjero alcanzan los 23.993.
El voto CERA empezará a contabilizarse a partir de este viernes, cuando las Juntas Electorales Provinciales concluirán el escrutinio general de los votos al incluir las papeletas que hayan podido emitir los 2,3 millones de españoles que residen en otros países y están inscritos en CERA. Por tanto, falta poco tiempo para salir de dudas y desvelar estas incógnitas.
Pactómetro
El bloque de la izquierda y el de la derecha están muy igualados y no hay una mayoría clara que permita la formación de un gobierno. Por ese motivo, Ultima Hora ha puesto en marcha un 'pactómetro' en el que puede consultar todas las combinaciones posibles. Es muy importante tener en cuenta que para que el presidente del Gobierno salga elegido en la primera sesión de investidura necesita 176 votos a favor. En el caso de no conseguirlo, se celebraría una segunda sesión a las 48 horas, en la que el candidato sólo necesitaría más 'síes' que 'noes'. En el caso de que tampoco resultase elegido un candidato para presidir el Ejecutivo español, los electores tendrían que volver a las urnas.