Podemos no da ni un respiro a Yolanda Díaz y mete presión para hacer valer sus cinco diputados conseguidos dentro de Sumar para estar presentes en un eventual Gobierno de coalición con Pedro Sánchez, si saca adelante la investidura, y no quedar tampoco diluidos dentro del grupo parlamentario.
Aparte de no ahorrarse ni una crítica a Yolanda Díaz por unos resultados que consideran pobres y decepcionantes (31 escaños y ningún senador), los morados empezaron a moverse a las pocas horas del 23J para ir tomando posiciones en una negociación interna que se avecina compleja y que presagia una relación borrascosa entre ambas partes.
Lejos de cerrarse el capítulo del choque entre Podemos y Sumar por el veto a Irene Montero y la invisibilidad que, según los morados, se infringió a Podemos en las listas electorales, éstos vuelven a echar un pulso a la vicepresidenta segunda del Gobierno para no quedarse fuera del núcleo de poder.
La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, Pablo Iglesias y otros dirigentes, como Pablo Echenique, están avisando de que sus cinco representantes en el Congreso ejercerán su autonomía, advirtiendo del peligro de intentar arrinconarles, ya que son determinantes tanto para la investidura como para la estabilidad del Gobierno, como advierte el exlíder morado.
No quieren verbalizar todavía sus pretensiones para no frustrar un eventual acuerdo pero sí ponen sobre la mesa «la hoja de servicios» tanto de Belarra como de la ministra de Igualdad, Irene Montero, sobre todo en avances en derechos sociales y feministas y por eso van a pelear una cuota de poder acorde con la representación obtenida.
Eso se traduciría, por ejemplo, en un asiento en el Consejo de Ministros y un representante en el equipo que negociará el pacto de coalición con el PSOE y el organigrama del Ejecutivo.
Podemos ha obtenido 5 escaños, los mismos que Izquierda Unida y los Comunes, pero ha sido el único partido de los siete que han obtenido representación en el Congreso -aparte de los diez escaños del cupo de Yolanda Díaz- que está ya marcando territorio cuando ni siquiera han empezado las negociaciones.
Después de la tregua durante la campaña, Podemos ha vuelto a la carga con duros reproches contra la líder de Sumar por haberse dejado 700.000 votos respecto del peor resultado de los morados y siete escaños.
Y de ello culpan a la invisibilización de Podemos en las candidaturas y al hecho de haber renunciado al feminismo, como subrayó Belarra cuando ni tan siquiera habían transcurrido veinticuatro horas después del 23J y han estado haciendo estos días otros dirigentes de la cúpula.
Hay quien cree en Sumar que es Iglesias el que está manejando los hilos en Podemos y el que tiene que aclarar qué intenciones tiene de cara a las negociaciones que no se abrirán en breve pese a la urgencia de Sumar porque lo más apremiante, que son los contactos de cara a la investidura, Moncloa no se plantea iniciarlos hasta la segunda semana de agosto.
Este escenario de vuelta al «ruido» que tan poco gusta a la ministra de Trabajo es en el que tienen que trabajar la quincena de fuerzas que integran la coalición de Sumar, aunque solo siete han conseguido tener representación en la Cámara.
De acuerdo con los resultados electorales, el grupo que se constituirá tras la constitución de las Cortes el 17 de agosto queda de la siguiente manera: Movimiento Sumar, el partido de Díaz, tiene 10 escaños; Podemos, IU y Comunes, 5 cada uno; Más País y Compromís, dos cada uno; y la Chunta Aragonesista y Més per Mallorca, uno por formación.