El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha reivindicado este viernes la declaración unilateral de independencia que aprobó el Parlament en 2017 y ha emplazado al independentismo a no hacer «renuncias» a lo que se empezó a «construir» entonces. «Mientras tanto, tenemos que procurar que todo lo que hagamos no comporte renuncias ni deconstruya lo que empezamos a construir hace seis años, a pesar de que a algunos les parezca poco y a otros les parezca demasiado», ha asegurado en un mensaje en X cuando se cumple el sexto aniversario de aquella declaración simbólica.
En el mensaje, Puigdemont advierte de que no han renunciado a la declaración ni «renunciarán, por más dificultades que haya y por más esfuerzos que algunos hagan por retractarse», y ha añadido que en estos seis años la han «preservado de la pulsión amnésica o devaluadora de algunos». La DUI (declaración unilateral de independencia), ha dicho Puigdemont, se mantiene «viva» para cuando el independentismo se una «en una única estrategia, superando tentaciones partidistas».
Por su parte, la expresidenta del Parlamento catalán durante la declaración unilateral de independencia, Carme Forcadell, ha confiado en que «ojalá haya investidura de Pedro Sánchez», porque eso significará que Cataluña ha «avanzado mucho nacional y socialmente». En una entrevista en Ser Catalunya, Forcadell ha considerado que si finalmente se produce esa investidura, significará que habrá «una ley de amnistía, que se habrá avanzado en temas sociales como reducir o corregir el déficit fiscal, que habrá mejora o traspaso de Rodalies o que se estará en camino de ejercer la autodeterminación».
«Estoy convencida de que si hay investidura, habremos avanzado nacional y socialmente como país. Y por eso quiero que haya esta investidura», ha insistido, aunque ha matizado que no tiene claro si ese desenlace llegará, porque las negociaciones «no acaban de ir demasiado bien». Precisamente sobre una de las cuestiones que encallan esas conversaciones, la de la definición política de qué significó el referéndum del 1 de octubre de 2017, Forcadell ha sido tajante: «El 1-O no fue delito, evidentemente».
«¿Qué delito fue? ¿Contra qué? ¿Contra quién? El delito nos lo cometieron, la violencia la utilizaron contra nosotros. ¿Pero qué delito cometió la gente yendo a votar pacíficamente? ¿Está tipificado? No conozco ningún delito que diga que la gente no puede votar», ha aseverado. De hecho, aunque ha reconocido que ella y otros dirigentes independentistas fueron condenados por el Tribunal Supremo, ha recordado que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos «ha admitido a trámite» sus recursos. «Estamos convencidos de que el TEDH dirá que nuestro juicio fue injusto, porque no había delito», ha señalado.
El 27 de octubre de hace seis años, tras varios días de presiones y debates internos, las fuerzas independentistas aprobaron en el Parlamento catalán una declaración unilateral de independencia, que a la práctica nunca tuvo efectos reales pero que conllevó que el Gobierno aplicara el artículo 155 de la Constitución para suspender, por primera vez, la autonomía de una comunidad.
El mensaje de Puigdemont y las palabras de Forcadell en este sexto aniversario llegan en un contexto muy diferente, en plenas negociaciones con el PSOE de cara a la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, unas conversaciones en las que se está abordando un reconocimiento singular para Cataluña y un mecanismo para verificar acuerdos, además de una ley de amnistía que los partidos independentistas dan prácticamente por cerrada.