«La España que queremos» es el lema con el que el presidente Pedro Sánchez ha arrancado este martes los 23 días de precampaña que tiene por delante, en un acto decorado con corazones, amenizado con canciones de amor e impregnado de optimismo, al que han asistido 13 de los 17 ministros del Gobierno.
Más en clave de marketing que de acto político, el PSOE había enviado previamente ramos de rosas de diferentes colores a periodistas de renombre y creadores de opinión, para invitarles al acto, y había colocado enigmáticos corazones por diversos lugares de Madrid.
A primera hora, los socialistas colgaban en Ferraz un gran cartel que avanzaba su lema y difundían la imagen en su cuenta de Twitter con el comentario «así comenzamos hoy el día en Ferraz...3, 2, 1...», en alusión al pistoletazo de salida que poco después ha dado Sánchez, el mismo día en que se publica su «Manual de Resistencia».
Puro marketing y puesta en escena efectista para suplir la falta de novedades de fondo en un discurso que Sánchez ha leído con la palabra «España» en cada frase.
El presidente ha advertido de que el 28 de abril están en juego «dos modelos de país», el de la España «luminosa» que «avanza», que es el que él defiende, y el de la España «en blanco y negro» que «retrocede», y ha defendido que «ningún cordón sanitario» impedirá que triunfe el primero.
Media docena de ciudadanos representativos de lo mejor de la sociedad española le han ayudado a esbozar la España que quieren.
Una España con pensiones dignas y empleo digno, sanidad pública justicia social, economía moderna, ecología e industria. La que el PSOE cree que quieren las mayoría de los españoles.
Sin nombrar a ningún partido, Sánchez ha aludido al «cordón sanitario» que le ha puesto Cs, al prometer que no pactará con el PSOE. «Pertenezco a una generación de líderes socialistas que hemos gobernado los últimos 40 años y protagonizado grandes avances en conquistas sociales ¡Y hay algunos que nos quieren poner un cordón sanitario¡ ¡Lo siento, pero ningún cordón sanitario va a resistir la voluntad de la mayoría y las ganas de transformar y cambiar este país», ha sostenido.
En alusión al PP, ha reivindicado la «política útil, ejemplar, educadora, tolerante, no crispada, ni mucho menos faltona».
Al acto, ambientado con nuevas versiones de canciones españolas de los 70 como «Mi querida España», de Cecilia, «Como yo te amo», de Raphael, «Te quiero, te quiero», de Nino Bravo y «Te amaré», de Miguel Bosé, entre otras, han acudido todos los ministros menos el de Interior, Fernando Grande Marlaska; la de Cambio Climático, Teresa Rivera; el de Ciencia, Pedro Duque, y el de Agricultura, Luis Planas.
Ante ellos, Sánchez ha recordado que hace unos días dijo que su primera medida en la próxima legislatura sería la aprobación de los presupuestos sociales y ha prometido que «la joya de la corona de esos presupuestos será la educación pública».
Ante un fondo rojo con el logotipo en blanco del PSOE acompañado de un corazón, el presidente ha dicho que quiere una España «en la que quepamos todos», no una España «en la que solo caben ellos», ni una España que «veta» y «excluye».
Una España «optimista», «abierta», «europeísta», «solidaria», «innovadora», «culta», «ejemplar», «tolerante», que «mira hacia adelante y atrás para buscar sabiduría y enseñanzas».
Una España feminista, con igualdad de oportunidades, europeísta, que apuesta por agenda 2030 como hoja de ruta de prosperidad y progreso, de la que nadie tenga ni quiera irse; una España ecológica, sin pobreza, ni desempleo, de la que nadie tenga ni quiera irse.
Que difunda sus lenguas y ponga la cultura en primera línea, una España científica, que apuesta por su industria y por repoblar y no despoblar su interior.
Tras subrayar que la España que quiere el PSOE no es una España «ensimismada», «indiferente», «egoísta», sino la que «arrima el hombro» y dedica horas», Sánchez ha apostado por una España «constitucional», con una mirada «abierta y plural de la Constitución, que vamos a defender siempre como punto de encuentro y convivencia, nunca de confrontación».
Frente a los que le acusan de poner en riesgo la unidad de España, por dialogar con los independentistas, Sánchez ha vuelto a envolverse en la bandera nacional, como ya hizo hace casi cuatro años, cuando sorprendió a todos con una impresionante bandera de España en el madrileño teatro Circo Price, recién ganadas las primarias de candidato a presidente del gobierno.
Hoy en la sala «La próxima estación» no había banderas, pero sí grandes dosis de patriotismo, con el corazón como enseña.