El atleta y militar Amadou Dembélé se convirtió de la noche a la mañana en un héroe en la sociedad maliense tras acudir al rescate de los rehenes del ataque yihadista perpetrado el viernes contra un hotel en Bamako.
La historia de este campeón nacional de jabalina y militar ha estremecido a los malienses cuando, a pesar de estar fuera de servicio, se precipitó a salvar a su mejor amigo que trabaja en el lujoso hotel Radisson Blu, atacado el pasado viernes por un grupo de yihadistas y en el que murieron al menos 19 de los rehenes y dos asaltantes, y varias personas resultaron heridas.
Las fotos de este atleta de 28 años, que le muestran llevando a hombros a un rescatado de tez blanca, llenaron las portadas de los medios malienses y arrasaron en las redes sociales.
En el día del ataque Dembélé estaba fuera de servicio, pero cuando se enteró de que varias personas armadas atacaron el hotel Radisson Blu, donde trabaja su mejor amigo, acudió a su rescate sin pensarlo demasiado.
«Me informaron de que mi amigo, que es un velocista y trabaja en el hotel Radisson Blu, está en dificultad. Acudí a su ayuda sin pensarlo», cuenta a Efe el joven atleta.
Una vez en el lugar del ataque, Dembélé vio que su amigo logró salir entre los primeros rehenes sano y salvo; pero él decidió sumarse a los militares en la operación de rescate del resto de personas capturadas.
Sin embargo, la actuación directa de Dembélé -que se incorporó a las fuerzas malienses en 2006- a pesar de que estaba fuera de servicio podría suponerle una sanción por parte de sus jefes militares.
«No lo hice para convertirme en un héroe, lo hice por la buena causa: salvar vidas y proteger mi país. Si me sancionan, es mi destino», dijo el joven atleta mientras recordaba los difíciles momentos de miedo y expectación que precedieron la liberación de los rehenes.
El atleta militar, conocido entre sus amigos por el apodo Zoto por su estilo deportista, cuenta haber socorrido a una decena de personas entre los clientes del hotel de diferentes nacionalidades que pasaron una jornada de infarto.
«Nunca olvidaré la cara de una joven que rescaté, estaba llena de sangre cuando la saqué del sótano del hotel donde se encontraba debajo de una barra de hierro pero con vida. Al llevarla a la ambulancia y justo después de decirme su nombre -Hawa- sucumbió», recordaba Dembélé emocionado.
Dembélé, hijo mayor de una familia de once hermanos y también instructor de educación física de niños, ha ocupado buena parte de las conversaciones sociales en Bamako, una ciudad que está de luto por las víctimas del ataque del viernes.
Este ataque se produjo en la mañana del pasado viernes, cuando al menos dos hombres armados se acercaron al lujoso hotel Radisson Blu, que acogía a varias delegaciones extranjeras, dispararon contra los guardias e irrumpieron en el establecimiento, donde mantuvieron como rehenes a 170 personas durante varias horas.
Tras el ataque, que fue reivindicado de forma conjunta por los grupos yihadistas Al Murabitún y Al Qaeda del Magreb Islámico y al que puso fin un asalto de fuerzas especiales malienses, con ayuda de efectivos estadounidenses y franceses, el Gobierno de Mali ha decretado un estado de emergencia por diez días.