Las autoridades francesas confirmaron la detección del primer caso desde 2011 del llamado mal de las vacas locas, o Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), en una res fallecida prematuramente a los cinco años en una explotación ganadera de las Ardennes, en el norte del país.
Cerca de 60 bovinos de los 400 que viven en esa granja serán sacrificados para poder realizar el test de detección de la dolencia, indicaron a Efe fuentes de la prefectura del departamento.
Las fuentes confirmaron igualmente que otras 40 vacas fueron exportadas antes de conocerse el resultado de los análisis, obtenido ayer, y señalaron que debería analizarse el estado de esas reses.
Se sigue la pista de esas vacas para realizar las pruebas de la enfermedad, añadieron las fuentes de la prefectura de las Ardennes, cuyo máximo responsable, Frédéric Périssat, aseguró, asimismo, que «no se tomarán medidas sanitarias en las otras cabañas pues la enfermedad no es transmisible».
En Europa, este es el tercer caso aislado descubierto desde 2015, según anunció el Ministerio de Agricultura en una nota, en la que el titular de Agricultura y portavoz gubernamental, Stéphane Le Foll, recuerda que «el consumo de carne bovina no presenta riesgo alguno para el ser humano».
Los análisis en la vaca que contrajo la dolencia fueron elaborados por el laboratorio de referencia de la Unión Europea (LRUE), de acuerdo con la normativa europea.
Su principal consecuencia, precisó el ministerio, «se traducirá en una adaptación técnica del tratamiento de ciertas partes de los animales no destinados al consumo, los «materiales con riesgos específicos» (MRS).
El laboratorio de referencia de la Agencia Nacional francesa de Seguridad Sanitaria (ANSES) detectó el pasado día 17 ese posible caso de esa enfermedad degenerativa del sistema nervioso central vacuno.
París pedirá ahora a la Comisión Europea la intervención de la Autoridad europea de seguridad de los alimentos (EFSA) y la Agencia nacional de seguridad sanitaria (Anses), para comprender mejor cómo esos «bovinos jóvenes» pudieron contraer el mal de las vacas locas, adelantó el ministerio.
Desde mediados de la década de 1980 y durante los primeros años del siglo XXI la hasta entonces desconocida enfermedad bovina se declaró en varios cientos de miles de reses, principalmente en Europa -con una gran mayoría en el Reino Unido, donde se conoció el primer caso-, pero también en el resto del mundo.
Millones de rumiantes fueron abatidos y el uso de harinas animales en su alimentación se prohibió, al ser considerado como principal medio de propagación de la EEB, que en los humanos provoca la destrucción progresiva de las células del cerebro, una variante de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, tras ingerir carne de un animal infectado.