El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, prometió «arrancar la cabeza» a los instigadores del fallido golpe militar cuyo primer aniversario se conmemora este sábado y que el gobierno atribuye a la cofradía del predicador exiliado Fethullah Gülen.
Erdogan enumeró en su discurso ante una multitud en Estambul tanto a la «Organización Terrorista Fethullah Gülen» (FETÖ) como al proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda, y al Estado Islámico (Dáesh en sus siglas árabes), asegurando que hacían causa común.
«Sabemos quién está detrás de FETÖ, PKK y Dáesh. Lo primero que haremos es arrancar la cabeza a esos traidores», tronó el presidente durante la ceremonia celebrada en un extremo del puente del Bósforo y transmitida en directo por la cadena NTV.
También reiteró su ya conocida postura a favor de la pena de muerte, abolida en Turquía en 2004, y aseguró que firmaría una enmienda constitucional para reintroducirla si el Parlamento la votara.
El actual reparto de escaños en el hemiciclo, con dos partidos opositores firmemente opuestos a la pena capital, no permite aprobar la enmienda sin un referéndum, y además sería imposible aplicarla del forma retroactiva a los golpistas.
Erdogan pronunció un discurso ferviente lleno de alusiones a la fe de los civiles que «se enfrentaron a los tanques sin armas, solo con banderas en la mano».
«Su única arma era su fe, mientras que enfrente, los golpistas, no tenían fe», dijo el presidente, al recordar que «los que hacen la 'yihad' en nombre de su patria irán al paraíso», citando versos del Corán.
«Dios, no nos dejes sin musulmanes», citó Erdogan un conocido rezo, enalteciendo el valor de las 250 personas muertas en la asonada en el bando antigolpista, la gran mayoría civiles, aunque entre ellas también se hallaban 63 policías y tres soldados.