Los príncipes Guillermo y Enrique recuerdan en privado a su madre, Diana de Gales, cuya muerte, ocurrida hace hoy 20 años, conmocionó al mundo y sumió al pueblo británico en un duelo colectivo sin precedentes en el Reino Unido.
Los príncipes, nietos de la reina Isabel II, han decidido pasar esta fecha en la intimidad, después de honrar a su madre a través de un reciente documental en el que hablaron de su legado y personalidad y mostraron fotos inéditas de la familia.
Muchos británicos se han acercado hoy hasta el palacio londinense de Kensington, donde residía la princesa, para depositar flores, tarjetas y osos de peluche, como forma de mantener su legado solidario vivo y recordar su influencia en la monarquía de Isabel II.
En esta jornada, no son demasiados los objetos colgados en la verja del palacio en comparación al 31 de agosto de 1997, cuando los jardines de la residencia se transformaron en un océano de flores.
El monárquico Terry Hutt, de 82 años, conocido por presentarse siempre a eventos reales con un traje que lleva los colores de la «Union Jack» (bandera británica), acudió hoy al palacio de Kensington para rendir tributo a Diana, Princesa de Gales.
Hutt declaró hoy a los medios que está en el palacio desde ayer y que la fecha le inspira una mezcla de «alegría y tristeza».
Desde la muerte de Diana, este británico ha acudido al palacio de Kensignton todos los 31 de agosto, como forma de rendir tributo a un miembro de la familia real británica al que admiraba por su cercanía y por su labor en favor de los desfavorecidos.
«Diana fue alguien especial. Ella modernizó a la familia real. Hizo muchas cosas buenas», dijo.
Para él, pensar en este aniversario es «pensar en felicidad y en tristeza. Hoy es tristeza, pero ayer, Guillermo y Enrique estuvieron aquí y trajeron mucha felicidad».
Los dos príncipes se reunieron ayer con representantes de las entidades benéficas vinculadas a Lady Di y visitaron un jardín, que lleva el nombre de White Garden, creado en su recuerdo, además de acercarse a ver las flores y tarjetas dejadas por la gente.
Una de las mejores amigas de Diana, Rosa Monckton, calificó a la princesa, en una entrevista hoy con el diario «The Times», como una «mujer realmente extraordinaria» y una persona que «rompió barreras y que rompió el mito de ser una princesa de cuento de hadas».
Hace hoy 20 años, el Reino Unido amanecía con la noticia de la muerte de Diana -divorciada del príncipe Carlos y heredero a la corona británica- en un accidente de tráfico en París mientras viajaba con su amigo Dodi Al Fayed, quien también perdió la vida.
La tragedia ocurrió en el puente del Alma cuando el coche en el que viajaba la princesa iba a toda velocidad en un intento por escapar de la agresiva persecución de los paparazzi, los mismos que días antes la fotografiaron en Francia mientras pasaba unas vacaciones con Dodi Al Fayed y su familia, dueña entonces de los grandes almacenes londinenses Harrods.
La noticia del accidente, en el que también murió el conductor Henri Paul, llegó al Reino Unido sobre la 01.00 hora local cuando la princesa estaba con vida y hospitalizada, aunque se sabía que había sufrido heridas muy graves en la cabeza.
Pero la confirmación de su muerte llegó unas dos horas después de fuentes reales, mientras Guillermo y Enrique pasaban las vacaciones con su padre, el príncipe Carlos, y sus abuelos -la reina Isabel II y el duque de Edimburgo- en el castillo escocés de Balmoral.
A partir de entonces, niños, adultos y ancianos, unidos con flores, empezaron una peregrinación de seis días hasta el palacio de Kensington y el de Buckingham para rendir homenaje a una mujer sobre la que sentían una admiración que rozaba la obsesión.
Hasta el día del funeral -el 6 de septiembre de 1997 en la Abadía de Westminster (Londres)-, el Reino Unido vivió seis días que transformaron a la monarquía, vista como distante y fría.
La histeria colectiva que provocó la muerte de Diana forzó a Isabel II a romper su silencio para viajar desde Escocia al palacio de Buckingham, del que salió caminando para ver el mar de flores, en un acto sin precedentes y que sorprendió a todos.
Forzada a responder ante tanta tristeza, la soberana se colocó ante una cámara de televisión y emitió, en directo, un mensaje a la nación para manifestar, «como vuestra reina y como abuela», su profundo pesar por la muerte de Diana de Gales.