Los jóvenes franceses de ambos sexos tendrán que realizar obligatoriamente a los 16 años un Servicio Nacional Universal (SNU) durante el que se pretende inculcar «el compromiso y el espíritu colectivo», anunció este miércoles el Gobierno.
La mitad de ese mes, en principio durante las vacaciones escolares, la pasarán en un alojamiento colectivo y deberá servir, entre otras cosas, para recibir formación cívica y de primeros auxilios y para que compartan esta experiencia jóvenes de todos orígenes y procedencias, dijo el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer.
También se aprovechará para detectar problemas de salud o de analfabetismo, señaló Blanquer, que en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros no fue muy prolijo en detalles y remitió a las consultas que se llevarán a cabo en los próximos meses.
Además de este mes obligatorio, habrá una segunda fase voluntaria de tres, seis o doce meses entre los 16 y los 24 años, que podrá efectuarse en asociaciones o administraciones reconocidas por el SNU.
Este dispositivo, que requiere de una reforma constitucional, debe quedar definido para finales de año y empezará a aplicarse progresivamente desde el verano de 2019.
Su lanzamiento materializa una promesa electoral del presidente francés, Emmanuel Macron, que inicialmente había hablado de una especie de servicio militar de un mes, muy criticado desde el Ejército.
El portavoz del Gobierno, Benjamin Griveaux, aseguró que aunque «el Ejército tendrá su papel», el SNU «no puede tener sólo una dimensión militar».
Blanquer explicó que el Ejército podría participar en la formación de quienes se encarguen de encuadrar a los jóvenes y que los cuarteles podrían acoger más bien a algunos de los que opten por cumplir también con la etapa voluntaria del SNU.
Ni Blanquer ni Griveaux quisieron hablar del costo de este proyecto, con el argumento de que sólo se podrá determinar cuando esté definido de forma precisa.
Los miembros de un grupo de trabajo presidido por el general Daniel Ménaouine designado para establecer las grandes líneas ha estimado que harán falta 1.700 millones de euros para su puesta en marcha, y luego entre 1.000 y 1.500 millones anuales para su funcionamiento.