Seis segundos de explosiones controladas han bastado este viernes para destruir por completo el puente Morandi de Génova, que se vino parcialmente abajo el 14 de agosto de 2018 en una tragedia que se saldó con 43 víctimas mortales y puso en entredicho la gestión de las autoridades y la empresa concesionaria.
En presencia de los líderes de los dos partidos que gobiernan en coalición en Italia, Luigi di Maio (Movimiento 5 Estrellas) y Matteo Salvini (Liga), los artificieros han detonado a las 9.37 la tonelada de explosivos llamada a destruir la infraestructura. Bajo el puente, se mojó la zona con mangueras de agua.
«Todo ha salido según lo previsto», ha anunciado el alcalde de Génova, Marco Bucci, a pesar de que la detonación tuvo que retrasarse por la posible presencia en la zona de personas ajenas a los trabajos de demolición. En total, más de 3.500 personas fueron evacuadas como medida de precaución, según el diario 'La Repubblica'.
El Gobierno italiano ya puso esta semana la primera piedra del puente que está llamado a sustituir al anterior, levantado en 1967. La construcción del nuevo viaducto, diseñado por el arquitecto genovés Renzo Piano, ha sido encargada a dos firmas italianas y su inauguración está prevista para mediados de 2020.
Queda por ver, sin embargo, si el Ejecutivo mantendrá su promesa de revocar la concesión de Autostrade per l'Italia, una unidad del grupo Atlantia responsable del mantenimiento del viaducto. El tema ha provocado nuevas discrepancias entre Salvini y Di Maio, que -según los medios italianos- han intentado esquivarse este viernes en Génova.