Es una cuestión de diplomacia, relaciones internacionales y acceso a los bajos fondos. Los analistas en inteligencia y política internacional describen así los últimos acontecimientos en el aeropuerto de Kabul, donde numerosos Estados gestionan al unísono la salida de sus nacionales, trabajadores directos y colaboradores afganos tras la fulgurante victoria talibán.
Miles de soldados de Estados Unidos, con sus respectivos helicópteros y carros de combate, aseguran a esta hora la seguridad del aeródromo Hamid Karzai. Los talibán otean en la distancia en una suerte de pacto tácito, vigilando férreamente los accesos y controlando a todo aquel que entra y sale de la zona. En la nueva estrategia desplegada por los talibán no cabe otra cosa.
Los estadounidenses dan la vez en la 'operación salida' de Afganistán y tal vez por eso no todos los estados han sido capaces de repatriar a sus hombres y mujeres tan rápido como les hubiera gustado. En el caso de España, el presidente Pedro Sánchez ha anunciado este miércoles la llegada de una nueva aeronave para evacuar a personal.
Cuestión de tiempo y recursos
Según describen los interesados sobre el terreno no está resultando tarea fácil reunir a todas las personas en el aeropuerto, presumiblemente desde ubicaciones dispares, con las calles tomadas por los hombres armados de la revuelta islamista. Requiere tiempo y recursos, y por ello la salida de contingentes extranjeros ha experimentado un ritmo particular, a pesar de que la situación ha mejorado con mucho al caos que siguió a las primeras horas de la entrada talibán en la capital. Entre tanto, el descontento de la población, con la mayoría de vuelos comerciales cancelados, es notable.
En concreto, varios países europeos han realizado ya los primeros traslados. En concreto el Ministerio de Exteriores galo ha confirmado en un comunicado la llegada de madrugada de un nuevo vuelo a Abu Dhabi con 216 personas a bordo, entre ellas 184 ciudadanos afganos. Francia también ha subido a bordo a personas de Países Bajos, Irlanda y Kenia.
«Esta operación nos ha permitido evacuar a un gran número de personas (...) que estaban refugiadas en el interior de la Embajada de Francia en Kabul», ha explicado en un comunicado el ministro de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, que ha reivindicado el «imperativo» de proteger a los trabajadores y colaboradores afganos.
También el ministro de Defensa italiano, Lorenzo Guerini, ha subrayado que por parte de Roma «el compromiso es máximo» para «evacuar a quienes han colaborado con Italia», lo que se traducirá este miércoles en la llegada al país transalpino de un primer vuelo con 85 afganos, informa la agencia de noticias Adnkronos.
Reino Unido, por su parte, recibió el martes a última hora de la noche un nuevo vuelo con ciudadanos británicos y afganos que aterrizó en una base aérea de Oxfordshire. El Ministerio de Defensa ya informó el domingo de la llegada de británicos y personal de la Embajada.
Vuelos a medio llenar
Alemania ha impulsado sus evacuaciones desde Kabul en las últimas horas con un tercer avión con 139 personas a bordo que ha aterrizado en Uzbekistán, según han confirmado las Fuerzas Armadas alemanas en Twitter. Se suma a otro vuelo con 125 pasajeros y a un fallido primer intento que solo permitió evacuar a siete personas.
Las autoridades de Alemania reconocieron que fue imposible aprovechar las más de cien plazas que quedaron vacantes en ese avión, un Airbus A400, por el corto tiempo que pudo estar en pista en el aeropuerto de Kabul y el caos vivido en el aeródromo entre el domingo y el lunes, cuando miles de afganos desesperados buscaban vías para salir del país.
Australia ha sido también objeto de críticas por no llenar su avión, después de que el primer ministro, Scott Morrison, confirmase que 26 personas se habían subido a bordo del primer vuelo, tanto australianas como afganas. El avión, sin embargo, tiene capacidad para 128 personas.