Una «abuela» irlandesa «agradable» y de conducta «inmaculada» hasta la llegada de la pandemia pasará las Navidades en prisión por negarse en repetidas ocasiones a llevar la mascarilla en restaurantes, tiendas y otros lugares públicos. Con esas palabras describió el juez James McNulty a Margaret Buttimer, de 66 años, al imponer este jueves una sentencia de seis meses de cárcel en el tribunal del distrito de Bandon, en el condado sureño de Cork.
No era la primera vez que Buttimer comparecía ante la Justicia por negarse a llevar la mascarilla, una actitud «absurda y egoísta» que, según el juez, demuestra un «desprecio deliberado por el prójimo». En esta última ocasión, la fiscalía había presentado cargos contra ella por rechazar la protección facial en el restaurante Jakes de Bandon el pasado 17 de noviembre. La acusación indicó que los responsables de ese establecimiento le pidieron que se pusiera la mascarilla, pero al negarse, se vieron obligados a instarle, en hasta 15 ocasiones, a que abandonara el local. Buttimer, según esta versión, se negó a salir y se apostó en el mostrador hasta la llegada de la Policía, a la que también ignoró cuando le pidieron que se pusiera la mascarilla o se fuera.
En su sentencia, el magistrado dijo estar «perplejo» por la actitud reincidente de la acusada, que ya acumulaba otras cinco condenas previas por delitos similares cometidos en tiendas y lugares públicos. McNulty aseguró que no entendía la persistencia de Buttimer para rechazar la mascarilla, pues, al margen de estos sucesos, consideraba que era una señora «agradable» que llevaba una vida «inmaculada».
En vistas anteriores, la condenada había alegado en su defensa que desconfiaba de la eficacia de las mascarillas y que no estaba segura respecto a la existencia de la COVID.