Si el lunes el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, pedía este lunes «no dramatizar» mientras las negociaciones para rebajar la tensión en Ucrania sigan en marcha, este martes ha advertido que Europa está viviendo «el momento más peligroso» desde el fin de la Guerra Fría. «Sí, Europa está en peligro», reconoció Borrell durante una conferencia sobre la situación de seguridad organizada por el Servicio Europeo de Acción Exterior, como ya alertó hace unos meses al presentar su propuesta para que la UE sea más autónoma a nivel de defensa, conocida como «Brújula Estratégica».
Europa ha visto en los dos últimos años «el más grave deterioro de su entorno de seguridad, hasta el punto de que estoy convencido de que hoy estamos viviendo el momento más peligroso del periodo post-Guerra Fría», dijo. «Afrontamos el riesgo de un gran conflicto militar en nuestro continente», afirmó, y señaló a Rusia y a los al menos 100.000 militares y equipos pesados que ha posicionado en la frontera ucraniana, mientras «hace amenazas abiertas de usar la fuerza a menos que sus demandas se cumplan».
El jefe de la diplomacia comunitaria dejó claro que no se trata de una crisis que solo afecta a Ucrania, sino también al orden de seguridad en Europa, ya que en su opinión Rusia «pretende volver la página de la historia, parar el reloj y volver a las esferas de seguridad que pertenecen al pasado». Así, aseguró que la UE tiene dos prioridades, «la diplomacia y la disuasión»: «Necesitamos a ambas y dependen la una de la otra para tener éxito», apuntó.
Como disuasión, dijo que están «preparando un juego de fuertes sanciones si Rusia emprende nuevas acciones militares contra Ucrania», y que deben estar «preparados para todos los escenarios». Reconoció que la economía rusa es ahora más resistente frente a sanciones, y en cuanto a la dimensión energética, dejó claro que la UE debe reducir su dependencia del gas ruso, lo que «va a jugar un papel importante en la relación con Moscú».
Como una partida de póquer
Para ejemplificar la «complejidad» de la crisis actual, un funcionario europeo explicó hoy que es «como jugar al póquer», con la dificultad añadida de que uno de los actores de esta partida, el presidente ruso, Vladímir Putin, tiene una visión del mundo «claramente marcada por la disolución del imperio soviético». Y nadie sabe «en absoluto», ni siquiera el propio presidente ruso, según el citado funcionario, qué hará Putin, pero de acuerdo al intercambio «sin precedentes» de información de «inteligencia» compartida entre aliados, «el mayor riesgo al que nos enfrentamos es que una invasión militar a gran escala sería entre ahora y febrero».
«Si quieres verlo cínicamente o ponerte en su mentalidad, quizás una visión de Putin es que hay una ventana de oportunidad ahora o nunca», dijo el funcionario al poner el acento, entre otras cosas, en la circunstancia de que Rusia asumirá la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU el próximo 1 de febrero. Ante cualquier eventualidad, subrayó que es importante estar preparados para «todos los escenarios posibles», unificar la «narrativa» frente a Rusia y mantener la unidad en la respuesta en forma de sanciones que preparan la Comisión Europea y el Servicio Europeo de Acción Exterior en caso de agresión a Ucrania y que podría adoptar múltiples formas, desde «ataques cibernéticos hasta un ataque militar corto y decisivo a gran escala».
Pero lo «importante» para los europeos, añadió el funcionario, es «la forma de diseñar una respuesta. Tiene que ser inteligente, escalable y ágil». En este sentido, otra fuente indicó que la fórmula más probable sería convocar una cumbre telemática de líderes europeos. «Es absolutamente esencial que Rusia entienda que hay unidad a través de las fronteras internacionales, que pagará un precio a un nivel enormemente significativo» si da el paso de atacar a Ucrania, dijo el funcionario europeo en alusión a la unidad europea y aliada.
Sin entrar en detalles, el funcionario avanzó que algunas de las sanciones «impactantes» diseñadas contra Rusia son de «vertiente económico-financiera» y afectarían, por ejemplo, a la capacidad de Moscú para convertir moneda, controles de exportación e importación, así como limitación del acceso a tecnología clave. En cuanto a la respuesta por escrito que Estados Unidos dará a Rusia en los próximos días, el funcionario aseguró que Washington se ha coordinado «muy, muy estrechamente» con Bruselas, en un nivel que «no tiene precedentes en los últimos tiempos».
Mientras tanto, continúan los esfuerzos diplomáticos del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que este miércoles viaja a Eslovaquia y Austria, o del comisario de Vecindad y Ampliación, Oliver Varhelyi, que estará en Kiev, a dónde también viajara el domingo próximo una delegación del Parlamento Europeo.