«Mira que está lejos Japón» y a pesar de ello el país del sol naciente puede convertirse en una baza de importancia para asegurar el suministro de gas natural a Europa, en caso de que la situación geopolítica no evolucione a mejor y la situación en la frontera entre Rusia y Ucrania se recrudezca. En mitad de los movimientos de Occidente para tratar de prever un eventual impacto en la Unión Europea (UE) a una supuesta reducción de la materia prima ruso que importa buena parte del continente aparece un actor a priori inesperado.
Este miércoles el propio gobierno nipón ha confirmado su ofrecimiento: Japón enviará gas natural licuado a Europa para contener las posibles derivadas económicas de las crecientes tensiones con Rusia, punto en el que se extrae y comercializa el 40 % del suministro de este hidrocarburo que llega a países europeos. El ministro de Industria japonés, Koichi Hagiuda, ha anunciado este compromiso, a la espera de concretar cuál será el volumen del suministro y cuándo llegaría.
Los medios de comunicación apuntan en cualquier caso que antes de poner una cifra sobre el acuerdo deberán estar cubiertas las necesidades internas. Japón es de hecho uno de los principales países en cuanto a la importación de gas natural, y el sector prevé un repunte de su demanda en estas semanas de febrero, por motivos puramente coyunturales.
Japón se encuentra, según los analistas de la política internacional, en la nómina de los principales importadores de gas a nivel mundial. En este movimiento de apoyo a Europa previa intercesión de los Estados Unidos Tokio espera pedir la colaboración de las grandes empresas para terminar de conjugar sus necesidades con el auxilio energético solicitado por países aliados.
Hace algunos días se conoció que la Casa Blanca ha intercedido en esta potencial crisis energética europea solicitando la intervención de actores externos, incluido Japón. Asimismo, el presidente Joe Biden recibió en su despacho al emir de Qatar para reforzar los nexos comerciales y energéticos. Otros estados productores como Nigeria podrían ayudar a equilibrar el balance energético europeo en caso que se resienta el envío de gas natural de Rusia.
El apunte
Cada vez más gas licuado
España importa mucho gas natural, cada vez más. Así lo dicen los datos, según los cuales las importaciones netas de gas natural ascendieron en nuestro país a 379.917 gigavatios hora (GWh) en 2021, un 8,1% más con respecto al año anterior, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).
El pasado año aumentaron las importaciones a través de gasoducto, con un crecimiento del 37,1 %, mientras que disminuyeron las de GNL (-7,8%). El 54,5 % de las mismas se realizó en forma de gas natural licuado, con Argelia aun como principal suministrador -10.358 GWh; 26,9 % del total-, seguido de Estados Unidos -con 9.528 GWh, 24,7 %-. Los analistas coinciden en el importante papel de España en materia energética en el actual panorama internacional, dado que nuestro país es el Estado Miembro de la UE mejor preparado para tratar ese gas licuado y enviarlo al resto del continente.