Los países del este de Europa más próximos a Ucrania, como Polonia, Hungría, Moldavia y Rumanía, han recibido en las primeras horas de la invasión rusa a miles de personas refugiadas escapando de la guerra. Los balances que manejan los ministerios de Exteriores europeos, en base a las informaciones de inteligencia, cifran en unos 100.000 los desplazados, tan solo el primer día del ataque de las tropas de Vladímir Putin. La emergencia humanitaria se avecina sobre el terreno: las estimaciones de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) abarcan desde un millón de desplazados por los combates hasta cinco millones de personas, en el peor de los casos.
Moldavia, a solo 40 kilómetros del mar Negro, ha recibido a 16.000 personas en las últimas horas. Esta avalancha humana ha llevado a las autoridades a pedir ayuda a Europa. En ese país se ubica una franja del territorio reconocido internacionalmente como moldavo, situado en la orilla oriental del río Dniéster, permanece de facto bajo el control del gobierno de Transnistria desde 1992. En esa región se gesta desde hace tiempo un caldo de cultivo particular, en cierta manera parecido al de las repúblicas del Donbás, en el este de Ucrania, con la salvedad de que no existe un conflicto abierto con el estado moldavo, quien ha tenido que aceptar un estatus excepcional para este reducto que rezuma añoranza por la era soviética.
Moldavia, pese a su delicada situación geoestratégica y no ser uno de los lugares más ricos del continente, ha apostado por la solidaridad y abre las puertas a todos los ucranianos que quieran ponerse a salvo de los combates en su territorio. De hecho toda la comunidad internacional se prepara para acoger en breve a refugiados y desplazados de la guerra en Ucrania. Con el paso de los días entre uno y tres millones de personas pueden tratar de cruzar la frontera hacia Polonia, la retaguardia de Alemania.
Rumanía ha eliminado prohibiciones COVID para facilitar el flujo humanitario de personas ucranianas que quieren ponerse a salvo, y Polonia ha habilitado una red de centros de acogida junto a la frontera. Sin embargo, no se sabe con precisión cuándo quedaran desbordadas las previsiones en cada caso, y en la situación de que el ataque ruso se mantenga en el tiempo.
El apunte
Comunidades por la acogida
Gobiernos autonómicos de España como los de Baleares, Cataluña, Aragón, Extremadura, Murcia, Asturias o Castilla-La Mancha, y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), se han ofrecido para acoger refugiados ucranianos tras la invasión rusa y la consiguiente oleada de desplazados que se espera.
La FEMP, en representación de los gobiernos locales españoles, ha divulgado su condena rotunda «a los ataques perpetrados en diversas ciudades ucranianas» y ha mostrado su apoyo, tanto a la población de Ucrania como a las iniciativas en defensa del derecho internacional y la paz.
Además, ha puesto a disposición del Gobierno sus recursos para colaborar en actuaciones de acogida y ayuda humanitaria. En cuanto a los Ejecutivos autonómicos, el balear pondrá espacios a disposición del Ejecutivo central para acoger ucranianos, según la consellera d'Afers Socials. El catalán ha creado un comité técnico para canalizar la ayuda, coordinado por la Conselleria d'Acció Exterior i Govern Obert.