Pedro Sánchez recibió el apoyo del presidente francés, Emmanuel Macron, en su gira para defender el desacoplamiento del precio de la electricidad respecto de los del gas, y puso presión a la Comisión Europea, que debe presentar propuestas en la cumbre europea del jueves y viernes. Antes de empezar un encuentro en París con Macron, Sánchez señaló ante la prensa los dos aspectos a su juicio «fundamentales» que habrá que resolver en esa cumbre de Bruselas: «garantizar el suministro energético y la evolución del precio del gas y su traslado al precio de la electricidad».
«Esperamos –subrayó el presidente del Gobierno español– que la Comisión Europea pueda encontrar una respuesta equilibrada que nos permita a todos los países poder responder en función de cuál sea la gravedad en uno o en otro aspecto a este reto, a este desafío formidable que nos está planteando desde el punto de vista energético la guerra». Macron le había agradecido momentos antes «su compromiso personal» y su trabajo para «encontrar soluciones europeas que permitan protegernos de las consecuencias de la guerra», y se refirió a los contactos que Sánchez ha mantenido en los últimos días con los responsables, entre otros, de Italia, Grecia, Portugal o Alemania.
Se trata, según el presidente francés, de limitar el precio del gas y «el impacto sobre el precio de la electricidad», pero también de buscar mecanismos de almacenamiento en común de gas y de diversificar las fuentes de aprovisionamiento. Francia y España coinciden, con otros países de la UE –esencialmente los del sur– en llevar a cabo una reforma «estructural» del mercado eléctrico europeo.
El apunte
Noruega quiere mantener su producción de gas al máximo nivel
Noruega, segundo exportador de gas a los países europeos tras Rusia, apuesta por mantener al máximo nivel su capacidad de producción en los próximos meses para asegurar el suministro al continente, mientras estudia ampliar la explotación de recursos existentes y abrir nuevas vías. Noruega, que proporciona entre el 20 y el 25 % del gas de la Unión Europea (UE), ha impulsado ajustes para garantizar que no habrá una caída de la producción, como suele ser habitual al bajar la demanda por el clima más benigno.