El papa Francisco ha condenado «la masacre de Bucha» y lo ha hecho con un acto cargado de simbolismo, al besar una bandera de Ucrania enviada desde la misma población cercana a Kiev donde los corresponsales internacionales han hallado cuerpos aparentemente de civiles tirados en las calles y una gran fosa común cerca de una iglesia. Algunos de los cadáveres se hallaban maniatados.
Los sucesos de Bucha a partir de la ocupación rusa de la población han provocado una oleada internacional de rechazo y la amenaza de mayores sanciones contra Rusia, quien atribuye las muertes antes mencionadas como una campaña orquestada por Kiev para desprestigiar a Moscú.
«Las noticias recientes de la guerra en Ucrania, en lugar de traer alivio y esperanza, trajeron nuevas atrocidades, como la masacre de Bucha contra civiles desarmados, mujeres y niños», dijo el papa Francisco al final de su audiencia semanal en el auditorio del Vaticano.
«Viene de la guerra, precisamente de esa ciudad mártir, Bucha» dijo el pontífice, besando la enseña nacional de Ucrania sacada de Bucha y levantándola para que la audiencia puediera contemplarla, y está reaccionó con emoción y aplausos.
En la audiencia de Francisco también ha comparecido un grupo de niños refugiados a los que ha pedido que se acercaran. Todos ellos llegaron este mismo martes procedentes de Ucrania con sus madres. «Estos niños tuvieron que huir para llegar a una tierra segura. Este es el fruto de la guerra. No los olvidemos y no olvidemos al pueblo ucraniano» pronunció, antes de obsequiar a cada niño con un huevo de Pascua de chocolate.