Las fuerzas rusas han comenzado este martes el asalto final sobre la planta metalúrgica de Azovstal, en Mariúpol, a pesar de que en su interior aún habría decenas e incluso cientos de civiles, según han denunciado varias autoridades ucranianas y ha corroborado el responsable de la Cruz Roja internacional destacada en Ucrania. A su vez un responsable del batallón Azov, Sviatoslav Palamar, ha confirmado en declaraciones al diario Pravda que las tropas rusas iniciaron el asalto, una información compartida también por un responsable policial, Mijailo Vershinin, en una declaración recogida por Ukrinform.
«Estamos defendiéndonos, estamos contraatacando», ha asegurado Vershinin, ante las informaciones confusas sobre lo que estaría ocurriendo en torno a unas instalaciones bloqueadas desde hace días por las tropas chechenas, rusas y prorrusas del Donbás, con una amplia red de túneles subterráneos y que sirve desde hace semanas de refugio improvisado para civiles. El alcalde de Mariúpol, Vadim Boichenko, ha confirmado este martes que aún hay 200 civiles atrapados en la planta metalúrgica y desde Cruz Roja han mostrado tristeza por no poder haber evacuado a todos los civiles antes del regreso nuevamente de las bombas.
Según la agencia de noticias RIA, el Ministerio de Defensa ruso ha anunciado que sus fuerzas han comenzado a destruir las posiciones de tiro ucranianas establecidas después de que los defensores «aprovecharan» un alto el fuego negociado por la ONU que había permitido que varios grupos de civiles escaparan de la planta en los dos días anteriores. El sábado el presidente ucraniano confirmó la evacuación de cien civiles del interior de la enorme planta siderúrgica, bastante golpeada por los bombardeos rusos durante las anteriores semanas de conflicto bélico abierto en la zona.
Al parecer los defensores ucranianos de Azovstal han relatado como los aviones rusos han bombardeado el emplazamiento durante la noche, paso previo a las operaciones especiales por tierra para tratar de combatir a los mil refugiados del batallón Azov, ocultos en los refugios antiaéreos y la enorme red de pasadizos subterráneos bajo la impresionante planta industrial del puerto de Mariúpol, el último reducto de defensa de la ciudad portuaria.
Recordemos que este es un objetivo importante para Rusia, ya que busca aislar a Ucrania del Mar Negro, principal canal de exportación hasta ahora del grano que se produce en el país europeo, y unirse así al territorio controlado por Rusia al sur y el este. Por su parte las autoridades ucranianas han acusado a Rusia de impedir el traslado de los civiles que se encuentran en la zona, a pesar de la apertura de un corredor humanitario.
De hecho la acería se encuentra junto a la principal carretera este-oeste del sur de Ucrania. Fue el pasado 21 de abril cuando el presidente Vladímir Putin dijo haber cancelado los planes para que el ejército ruso asaltara Azovstal. En ese momento dijo que quería que las fuerzas ucranianas fueran bloqueadas herméticamente en su acuartelamiento. En todo Mariúpol, ciudad de medio millón de habitantes antes de la guerra de Ucrania, permanecerían actualmente unas 100.000 personas, sin apenas servicios básicos por el asedio ejercido por las fuerzas rusas. Moscú aspira a culminar su conquista con vistas a establecer un corredor entre la región del Donbás y la península de Crimea, controlada por Moscú desde 2014.
El apunte
Cien vidas salvadas
La ONU confirma que sólo 101 personas, incluidos niños y ancianos, pudieron ser evacuadas de la acería de Azovstal en Mariúpol, además de 58 civiles que se encontraban en el distrito de Manhush, a las afueras de la ciudad, la mayoría de los cuales han llegado este martes a zona segura en Zaporiyia.
«Hemos acompañado a 127 personas a Zaporiyia, a unos 230 kilómetros al noroeste de Mariúpol, donde están recibiendo atención, incluido cuidado sanitario y psicológico. Algunos de los evacuados decidieron no ir hasta Zaporiyia con el convoy» dijo el representante de la ONU en Ucrania, Osnat Lubrani.