La nueva coalición de los partidos de la izquierda francesa hizo este sábado su puesta de largo con un acto que buscaba dar una imagen de unidad gracias sobre todo al adversario común, identificado en la persona del reelegido presidente, Emmanuel Macron. Todo eso bajo el liderazgo ahora ya indiscutible de Jean-Luc Mélenchon, de La Francia Insumisa (LFI), cuya ambición declarada es convertirse en primer ministro en caso de que la coalición ganara las elecciones legislativas de junio, una hipótesis muy alejada de lo que anticipan las encuestas, que prevén una mayoría para Macron.
Ante unos 1.500 simpatizantes en una antigua nave industrial reconvertida en la ciudad de Aubervilliers, en el «cinturón rojo» de París, los responsables de La Francia Insumisa (LFI), los ecologistas, el Partido Socialista (PS) y el Partido Comunista Francés (PCF) se sucedieron en la tribuna bajo la etiqueta de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES). Mélenchon, que quedó en tercera posición(por detrás de Macron y de la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen) en la primera vuelta de las presidenciales el pasado 10 de abril con casi el 22 % de los votos, puso el colofón con un discurso encendido, interrumpido por gritos de «¡vamos a ganar!» y «unión popular».
Un acto de resistencia colectiva frente a Macron
Aseguró que la NUPES, que a su parecer constituye un logro histórico, «no es solo un acuerdo electoral» sino también «un programa político» con contenido. Y que en realidad los partidos que la constituyen han suscrito «un acto de resistencia colectiva ante una era de maltrato social, ecológico y democrático» que atribuyó a Macron. Hizo hincapié en que frente a los planes del presidente reelegido, y en particular frente a su proyecto de retrasar la edad de jubilación hasta los 65 años, la única forma de impedirlo es «elegir una mayoría» de la NUES. Uno de los puntos estrella del programa de la coalición es rebajar la edad de jubilación voluntaria de los 62 años actuales a 60. La NUPES también defiende incrementar el salario mínimo a 1.400 euros mensuales (ahora está en 1.300), una conferencia para aumentar los salarios, el restablecimiento del Impuesto sobre la Fortuna que suprimió Macron al comienzo de su primer mandato, bloquear los precios de los productos de primera necesidad, incluidos los carburantes. O una partida de 1.000 millones de euros para luchar contra la violencia contra las mujeres.
Los responsables de los cuatro partidos insistieron en superar el difícil parto de la NUPES en una negociación que se prolongó durante dos semanas, después de años de desencuentros y de confrontaciones en ocasiones muy duras. El principal cemento de su pacto fueron las críticas a Macron y el interés en tener una representación significativa en la Asamblea Nacional. El secretario nacional de los ecologistas, Julien Bayou, no evitó uno de los principales puntos de desacuerdo hasta lograr el compromiso final a comienzos de semana: la idea impuesta por LFI de «desobedecer» o incumplir los tratados y las reglas europeas que consideren contrarios a su programa social y ecológico.
Desobedecer a una UE «secuestrada» por los liberales
Bayou, cuyo partido como el PS se ha estructurado durante décadas en torno a la construcción europea, justificó la asunción de esa desobediencia con el argumento de que «estamos insatisfechos con la Europa actual» porque «el proyecto europeo está secuestrado por los liberales». «Nosotros lo que decimos es que desobedeceremos para salvar Europa» porque «los que gobiernan» la UE «no han hecho nada» contra el cambio climático o contra la evasión fiscal y «esta inacción es la que está matando el proyecto europeo». En declaraciones a la prensa española, el primer secretario del PS, Olivier Faure, también insistió en que todos los miembros de la coalición coinciden en querer cambiar «la marcha liberal de Europa». Algo con lo que a su parecer también coinciden los socialistas de los otros países. Precisó que el compromiso de la NUPES es contemplar derogaciones «transitorias» de las reglas europeas para «hacer evolucionar la UE». Faure hizo notar que en los últimos años, con ocasión de algunas crisis muchas de las reglas aparentemente inmutables han saltado por los aires, como las del Pacto de Estabilidad, que por ejemplo Francia «no ha respetado nunca».