Las Naciones Unidas temen que miles de civiles hayan muerto en Mariúpol por los ataques de las tropas rusas y apuntan que lo podrán verificar cuando una misión de observadores pueda acceder a la ciudad, que ha sufrido una enorme destrucción. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha confirmado la muerte de cerca de 3.400 civiles desde que empezó la guerra, el 24 de febrero, «pero las cifras reales son mucho más altas», dijo la jefa de los observadores, Matilda Bogner, en una rueda de prensa en Ginebra.
«El gran agujero negro es Mariúpol, donde es difícil corroborar la información», afirmó Bogner, quien añadió: «En términos de todo el país, lo que puedo decir es que hay miles (de muertos civiles) más de los que hemos podido verificar hasta ahora». En recorridos por catorce localidades en las regiones de Kiev y Chernígov los observadores de la ONU recogieron informaciones sobre la muerte de más de trescientos hombres, mujeres y niños, en particular en zonas al norte de la capital ocupadas por tropas rusas hasta fines de marzo.
En estos lugares, la misión de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, dirigida por la alta comisionada Michelle Bachelet, ha conseguido pruebas de asesinatos, ejecuciones sumarias, torturas y violencia sexual. Al menos cien civiles ucranianos permanecen refugiados en las instalaciones de la planta de acero de Azovstal, en la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sur de Ucrania, según informó un asesor de la alcaldía de la ciudad, Petro Andriuschenko.
La sitiada ciudad al borde el mar de Azov está completamente bloqueada por las tropas chechenas, rusas y prorrusas del Donbás desde casi el comienzo de la invasión, el pasado 24 de febrero, y las instalaciones de la acería han servido como refugio a cientos de civiles y militares que aún aguantan el asedio. «Mariúpol. Azovstal. Además de los militares, al menos 100 civiles permanecen en refugios. Sin embargo, esto no reduce la densidad de los ataques de los invasores», escribió en su cuenta de Telegram el asesor municipal, según la agencia Interfax-Ukraine.
También dijo que «la artillería pesada y la aviación continuaron bombardeando la planta durante todo el día (este pasado lunes). Los intentos de asalto por tierra siguen sin tener éxito. Pero la ciudad vuelve a escuchar el sonido de los cañones», precisó Andriuschenko.
Entre los escombros de una casa destruida por los bombardeos rusos en Izium (este) se han encontrado 44 cadáveres, informó este martes el jefe de la Administración Militar Regional de la zona de Járkov, Oleh Synehubov, según la agencia local Interfax-Ukraine. «Los cuerpos de 44 civiles fueron encontrados bajo los escombros de un edificio de apartamentos de cinco pisos en la ciudad de Izium, en la región de Járkov, que fue ocupada temporalmente por las tropas rusas», dijo Symehubov.
La región de Járkov, en el este del país, es una de las más castigadas por los bombardeos rusos que tratan, a través de esta zona, de controlar las regiones prorrusas de Donetsk y Lugansk, autoproclamadas repúblicas independientes y reconocidas por Moscú días antes de iniciar la invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero.
Las fuerzas rusas y los separatistas de Lugansk han alcanzado la frontera administrativa de esta república autoproclamada en el este de Ucrania, según el último parte del Ministerio de Defensa de Rusia. Según el portavoz de la cartera, el general mayor Igor Konashénkov, las milicias de Lugansk, apoyadas por tropas rusas, pudieron conseguir este objetivo tras combates con «nacionalistas» en la localidad de Popasna, donde pudieron «romper la defensa enemiga». Konashénkov precisó que durante la operación fueron eliminados «hasta 120 nacionalistas, 13 carros blindados y 12 otros vehículos».
La ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, llegó este martes a Kiev en visita oficial, la primera por parte de un miembro del Gobierno de Alemania desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania. Baerbock acudió en primer lugar a Bucha, cerca de la capital ucraniana, para informarse sobre la situación en esa localidad en la que se hallaron varios cientos de cadáveres de civiles, muertos en un contexto que ha generado acusaciones de genocidio contra las tropas rusas. En esa localidad, y en otras del entorno de la capital ucraniana, Amnistía Internacional denunció hace unos días tanto la comisión de «crímenes de guerra» como el «uso ilegítimo de la fuerza» en los ataques indiscriminados contra civiles.