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La investigación sobre el Asalto al Capitolio se cierra sobre Donald Trump: las ocho pruebas que implican al expresidente de los EE UU

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Donald Trump quiere volver a vivir en la Casa Blanca. El ex presidente de Estados Unidos ha decidido volver a presentarse a las elecciones. Lo que no sabemos es si lo hará antes o después de las elecciones legislativas del próximo 8 de noviembre.

Lo ha anunciado, sin decirlo explícitamente, en una entrevista en la revista New York. Lo que se lee es esto: "Ya he tomado la decisión, así que no hay nada más que tener en cuenta... Yo diría que la gran decisión es si lo hago antes o después. ¿Entiendes lo que eso quiere decir? Elecciones de medio mandato", le dice a su entrevistadora, Olivia Nuzzi.

Como todo político populista, Trump es un experto en huir hacia adelante. Y lo hace una vez más porque esa, la vía política, sea la mejor forma que le quede de evitar el cerco que se va cerrando sobre él. Sesión tras sesión, el comité de la Cámara de Representantes de EE UU que investiga el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 muestra, ya no sólo su implicación en los hechos, sino incluso su posible dirección en lo ocurrido.

Tanto si Trump acaba enfrentándose a cargos penales como si no, el comité de la Cámara Baja que investiga la insurrección del Capitolio -tras las elecciones que ganó Joe Biden- se ha anotado una victoria decisiva. "Ha conseguido frustrar el esfuerzo el expresidente por encubrir el verdadero horror de aquel día de infamia", escribe Stephen Collinson en CNN.

A través del testimonio de muchos de los que estuvieron cerca de Trump en aquellos días, desde familiares a miembros de la administración de EE UU, y tras leer decenas de emails y mensajes de texto, el comité ha acumulado ya muchas evidencias que señala la responsabilidad del expresidente. Estas que siguen son un resumen de lo que ya sabe el comité:

Le dijeron que había perdido

En múltiples ocasiones, los ayudantes de campaña, los abogados y los funcionarios de la Casa Blanca le dijeron a Trump que había perdido las elecciones contra Joe Biden. Sin embargo, él persistió en su empeño con afirmaciones fantásticas de fraude electoral. Prefirió hacer caso a Rudy Giuliani, su abogado personal, quien, estando "ebrio", le recomendó que se proclamara vencedor sin esperar a que terminara el recuento de votos.

Sabía que su plan para revocar las elecciones era ilegal

El expresidente presionó a su vicepresidente, Mike Pence, para que bloqueara el resultado de las elecciones, a sabiendas de que su plan era "ilegal". Según uno de los juristas que comparecieron como testigos, Pence evitó "una revolución" en el país dentro de una "crisis constitucional paralizadora" al desobedecer a Trump.

Presionó para anular la victoria de Biden

Impuso una presión extrema sobre los líderes republicanos locales en estados clave como Arizona y Georgia para anular las victorias electorales de Biden. Sus ataques afectaron gravemente a las vidas de los empleados electorales, al menos en Georgia.

Intimidó a funcionarios para sus "elecciones robadas"

El expresidente trató de intimidar a altos funcionarios del Departamento de Justicia para que se limitasen a decir que las elecciones habían sido robadas y de ese modo poder insistir en sus esfuerzos por anular los resultados en los estados disputados, según declararon los testigos. Sólo se echó atrás ante la amenaza de dimisiones masivas.

Sabía que los manifestantes iban armados

Trump sabía que algunos de los manifestantes de su mitin del 6 de enero estaban armados, a lo que él respondió: "No han venido aquí a hacerme daño a mí". Así que los incitó a marchar hasta el Capitolio para interrumpir la certificación de la victoria electoral de Biden. Así fue según el testimonio de un testigo clave, Cassidy Hutchinson, que trabajó para el exjefe de personal de la Casa Blanca, Mark Meadows.

Conocía el riesgo de que todo acabara violentamente

El expresidente y los miembros más cercanos de su equipo eran conscientes de que existía riesgo de violencia por parte de sus seguidores aquel 6 de enero. Hutchinson ha ofrecido detalles del grado de conocimiento que Trump y su equipo tenían de esa posibilidad. Según su relato, Rudy Giuliani le aseguró unos días antes que ese 6 de enero iba a ser "grande", mientras que su jefe (Meadows) le confesó que las cosas podían ir "muy, muy mal" en esa jornada.

Intentó sumarse al asalto del Capitolio

Al terminar la concentración en las afueras de la Casa Blanca, y cuando miles de sus seguidores se dirigían hacía el Capitolio, Trump pidió al conductor de su limusina dirigirse junto a ellos a la sede del Congreso. "Soy el maldito presidente, llévenme al capitolio ahora", pero el conductor se negó, ha contado Hutchinson. El ayudante del jefe de gabinete, Tony Ornato, le contó cómo "el presidente se estiró hacia la parte delantera del vehículo para agarrar el volante", pero no le permitieron hacerlo.

Dijo que Pence se "merecía" que lo colgasen

Mientras los manifestantes pedían que se colgara al entonces vicepresidente Mike Pence, Trump le dijo al personal que Pence se lo merecía después de que fracasara en su misión de anular los resultados de las elecciones, dijo Hutchinson en otra parte del testimonio. La mañana del 6 de enero hubo una conversación telefónica entre presidente y vicepresidente. Ivanka Trump dijo que su padre empleó un tono de voz distinto al habitual con Pence y un asistente personal del mandatario, Nick Luna, recordó oír a Trump llamar "pelele" al vicepresidente.

Se borraron mensajes del día del asalto

El Servicio Secreto de EE UU, el cuerpo encargado de proteger entre otros al presidente del país, borró mensajes de texto enviados los días 5 y 6 de enero. Una carta del Departamento de Seguridad Nacional enviada este jueves a la comisión de la Cámara de Representantes que investiga los hechos indicó que los mensajes fueron borrados del sistema como parte de un programa de reemplazo de dispositivos.

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